“Pasa la juventud, pasa la vida,
pasa el amor, la muerte también pasa”
Carlos
Bousoño
Rendimos
homenaje al poeta Carlos Bousoño, Premio Nacional de Poesía en 1990 y Premio
Príncipe de Asturias 1995, por el que acaba de pasar la muerte para hacerlo
inmortal. Y lo hacemos invitándoos a
leer dos de sus poemas, que hoy nos permitimos dedicar al propio autor.
Canción para un poeta viejo
A Vicente Aleixandre
Muy cerca de la vida. Así tu hablar.
Llegaste a viejo cual se llega al mar.
Azotado del viento y de los años
fuiste la vida, no sus desengaños.
Tu voz sonaba a viento y caracolas,
viejo de luz, hermano de las olas,
Conocimiento fue tu reposar.
Llegaste a viejo cual se llega al mar.
Llegaste a viejo cual se llega a ser
la luz delgada del amanecer.
La luz delgada del saber callar,
del saber conocer y callar.
Del saber esperar, callar, seguir
hasta las olas del saber vivir.
Hasta las olas del saber amar
profundamente y como es quieto el mar.
Y como es quieto el mar se pone en pie
la insurrección del nunca moriré.
Y así tu ser, escrito en agua y sal
y en viento fue, y en todo lo inmortal.
A Vicente Aleixandre
Muy cerca de la vida. Así tu hablar.
Llegaste a viejo cual se llega al mar.
Azotado del viento y de los años
fuiste la vida, no sus desengaños.
Tu voz sonaba a viento y caracolas,
viejo de luz, hermano de las olas,
Conocimiento fue tu reposar.
Llegaste a viejo cual se llega al mar.
Llegaste a viejo cual se llega a ser
la luz delgada del amanecer.
La luz delgada del saber callar,
del saber conocer y callar.
Del saber esperar, callar, seguir
hasta las olas del saber vivir.
Hasta las olas del saber amar
profundamente y como es quieto el mar.
Y como es quieto el mar se pone en pie
la insurrección del nunca moriré.
Y así tu ser, escrito en agua y sal
y en viento fue, y en todo lo inmortal.
Dime que era verdad aquel sendero...
Dime que era verdad aquel sendero
que se perdía entre la paz de un prado;
aquel otero puro que he mirado
yo tantas veces con candor primero.
que se perdía entre la paz de un prado;
aquel otero puro que he mirado
yo tantas veces con candor primero.
Dime que era verdad aquel lucero
que se incendia casi a nuestro lado.
Di que es verdad que vale un mundo amado
y un cuerpo roto en un vivir sincero.
que se incendia casi a nuestro lado.
Di que es verdad que vale un mundo amado
y un cuerpo roto en un vivir sincero.
Di que es verdad que vale haber
sufrido
y haber estado entre la mar sombría;
que vale haber luchado, haber perdido.
y haber estado entre la mar sombría;
que vale haber luchado, haber perdido.
Haber vencido a la melancolía,
haber estado en el dolor, dormido,
sin despertar, cuando llegaba el día.
haber estado en el dolor, dormido,
sin despertar, cuando llegaba el día.
Sus inicios poéticos se remontan a 1945, con la publicación de Subida al amor, al que
siguieron títulos como Oda en la ceniza (1968), con la que ganó el premio de la Crítica, que volvería a conseguir con Las
monedas contra la losa, en 1974. El poeta asturiano publicó varias
recopilaciones de su obra: Poesías completas (1960), Antología
poética. 1945-73 (1976) y Selección de mis versos (1982), entre otras.
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