del pintor flamenco Pieter Brueghel el Viejo
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Hacia media noche, en medio de
las salas,
entró doña Cuaresma: "¡Señor Dios, Tú nos valgas!".
Dieron voces los gallos y batieron sus alas;
a don Carnal llegaron estas noticias malas.[...]
entró doña Cuaresma: "¡Señor Dios, Tú nos valgas!".
Dieron voces los gallos y batieron sus alas;
a don Carnal llegaron estas noticias malas.[...]
El primero de todos que hirió a don Carnal
fue el puerro cuelliblanco, y dejolo muy mal,
hízole escupir flema; esa fue gran señal.
Pensó doña Cuaresma que era suyo el real.
fue el puerro cuelliblanco, y dejolo muy mal,
hízole escupir flema; esa fue gran señal.
Pensó doña Cuaresma que era suyo el real.
Vino luego en su ayuda la salada
sardina
que hirió muy reciamente a la gruesa gallina,
se atravesó en su pico, ahogándola aína.
después, a don Carnal le quebró la capellina.
que hirió muy reciamente a la gruesa gallina,
se atravesó en su pico, ahogándola aína.
después, a don Carnal le quebró la capellina.
Vinieron grandes mielgas en esta
delantera,
los verdeles y jibias guardan la costanera;
dura está la pelea, de muy mala manera,
caía en cada bando mucha buena mollera.
los verdeles y jibias guardan la costanera;
dura está la pelea, de muy mala manera,
caía en cada bando mucha buena mollera.
De parte de Valencia venían las
anguilas,
saladas y curadas, en grandes manadillas;
daban a don Carnal por entre las costillas,
las truchas del Alberche dábanle en las mejillas.
saladas y curadas, en grandes manadillas;
daban a don Carnal por entre las costillas,
las truchas del Alberche dábanle en las mejillas.
Andaba allí el atún, como un
bravo león,
encontró a don Tocino, díjole gran baldón;
si no es por doña Cecina, que desvió el pendón,
diérale a don Lardón en medio del corazón.
encontró a don Tocino, díjole gran baldón;
si no es por doña Cecina, que desvió el pendón,
diérale a don Lardón en medio del corazón.
(Fragmento del Libro de Buen Amor,
Juan Ruiz, Arcipreste de Hita)
En el Libro de Buen Amor (ca. 1330), se enfrentan por primera vez don Carnal y doña
Cuaresma en una obra literaria. A modo de alegoría, nos muestra a un
hombre mundano y amante de los placeres, don Carnal (o Carnaval, como se llamaría a partir del siglo XVI) enfrentado a una mujer
recta y pura, doña Cuaresma.
El mismo motivo encontramos en el
cuadro de Pieter Brueghel el Viejo (1559), donde asistimos a una parodia de un torneo caballeresco, entre un hombre gordo sobre un tonel de vino, armado
con un espetón de carne, don Carnal, y una mujer vieja y severa con una pala
con dos arenques, que representa a doña Cuaresma.
Pero ¿cuál es el origen de estos dos personajes? El Carnaval
hunde sus raíces en el mundo clásico grecorromano, en las saturnales, fiestas en honor al dios Saturno, o en las bacanales, en honor al dios Baco. En
ellas se daba rienda suelta al exceso y al desenfreno en los placeres carnales,
la gula y la lujuria. En cambio, la Cuaresma, de origen cristiano, simboliza los
cuarenta días de ayuno y penitencia que Jesús pasó en el desierto. Con la expansión del cristianismo, el Carnaval pasó a ser una
celebración de despedida de la vida licenciosa (de ahí el
hecho de ir disfrazado, para guardar el anonimato) para dar paso a la abstinencia. Así, termina con
el Miércoles de Ceniza, momento en que da comienzo la Cuaresma.
Si quieres leer "La pelea de don Carnal y doña Cuaresma", pulsa aquí.
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