26 de abril de 2021

Se ha dicho...


“Se hace camino al leer”
(Irene Vallejo)

El Día del Libro nos brindó la oportunidad de escuchar a Irene Vallejo, tras recibir el premio Aragón 2021, y no nos resistimos a acercaros algunas de sus hermosas reflexiones sobre los libros:

 Los libros son cofres de palabras que salvaguardan la memoria de quienes nos preceden, invitaciones a escuchar las palabras de quienes albergáis el tesoro de la experiencia. Ojalá aprendamos algo de estos tiempos ásperos: cuidar a nuestros padres y abuelos, significa también cuidar sus palabras y su recuerdo.

Y para cuidarnos, unas a otros, protejamos la conversación común y el lenguaje, esta fabulosa herramienta con que edificamos hallazgos tan felices como los derechos, la justicia y la democracia, que son palabras mayores.

Durante la terrible peste de Atenas, Pericles edificó sus mejores discursos ensalzando la ayuda mutua.

No es extraño que de la palabra lector derive el término elector: nuestras decisiones se sostienen en las letras, los discursos, el diálogo compartido.

Tal vez por eso, llamamos parlamento al espacio parlanchín de la palabra, el lugar donde se celebra esa sorprendente ceremonia que engendra los debates y las leyes, los textos que hilan el tapiz de lo que somos.

No me extiendo más. Don Quijote nos enseñó que la justicia, la aventura, la bondad y la utopía hay que inventarlas primero para vivir en ellas, como se vive en las páginas de un libro.

[…] En los libros, donde vive y sueña nuestra familia de papel, nos aguardan las ideas y las palabras que tejerán el relato que seremos.

Puedes ver aquí el discurso íntegro:



23 de abril de 2021

Día del Libro: Ancha es Castilla... y León

Este 23 de abril, queremos celebrar conjuntamente el Día del libro y el Día de la Comunidad con un recorrido literario por Castilla y León a través de una selección de libros con los que podremos viajar por las nueve provincias de nuestra comunidad en distintos momentos de su historia, con obras que nos transportan a momentos del pasado o que nos permiten evocar tiempos más cercanos; este viaje discurre además por diferentes géneros literarios: muchas son las novelas que transcurren en nuestra geografía (históricas, realistas, de intriga, etc.), pero también tenemos teatro, libros de viajes, poesía, obras épicas, ensayo. Para conocer mejor el sorprendente bagaje literario de Castilla y León.

Yo nací en Ávila, la vieja ciudad de las murallas, y creo que el silencio y el recogimiento casi místico de esta ciudad se me metieron en el alma nada más nacer.

La sombra del ciprés es alargada, Miguel Delibes



Aunque ya estaban a mediados del mes de julio, en Burgos todavía se seguían celebrando las interminables fiestas patronales. Habían comenzado las vísperas del 29 de junio, día de San Pedro, y no se darían por acabadas hasta el 19 de julio con una jira en el Parral. Lo cierto es que, pese al empeño de las autoridades, la ciudad no tenía un aspecto muy festivo. Durante el día dominaba la abulia provinciana, agravada por un calor tan intenso que confería a la capital un aspecto polvoriento y mustio, con el río agostado y las arboledas lacias.

Inquietud en el paraíso, Óscar Esquivias


Son las ocho de la mañana de un claro y caluroso día de agosto y León, la vieja ciudad gótica varada como un barco entre dos ríos, dos caminos y, ya pronto, dos milenios, se despereza con desgana bajo el primer rayo de un sol que ya asoma su cabeza ensangrentada entre los altos pinos de La Candamia.

El río del olvidoJulio Llamazares

La romería de la Virgen del Carmen se celebraba desde tiempo inmemorial en un santuario situado en lo alto de una amena colina del valle de San Millán, en la Montaña Palentina. Como venía ocurriendo desde principios del siglo XVII, los pobladores de los norteños valles palentinos, y sobre todo la villa de Piedras Negras, celebraban el día 16 de julio la fiesta de su patrona acudiendo en romería al santuario de la advocación mariana.

El corazón con que vivo, José María Peridis

  

Salimos de Salamanca, y, llegando a la puente, está a la entrada de ella un animal de piedra, que casi tiene forma de toro, y el ciego mandome que llegase cerca del animal, y allí puesto, me dijo:

-Lázaro, llega el oído a este toro, y oirás gran ruido dentro de él.

Lazarillo de Tormes, Anónimo


Un año más, tras unas cortas vacaciones de verano en su pueblo de origen, Fernando de Rojas volvía a Salamanca con el propósito de proseguir sus estudios. Antes de cruzar con su mula el puente romano, se detuvo un momento para contemplar la ciudad al otro lado del río. Casi enfrente, mirando un poco a la derecha, comenzaba la cuesta que, tras pasar por delante de la Cruz de los Ajusticiados y atravesar la puerta del Río, llevaba hasta la Iglesia Mayor o de Santa María de la Sede, en la que destacaba su original cimborrio coronado por una veleta con forma de gallo, símbolo de la Iglesia vigilante, que cuadraba muy bien con ese aire de fortaleza que tenía el edificio, gracias a sus almenas y a su torre mocha.

El manuscrito de piedraLuis García Jambrina

Arístides estaba junto a la acequia, con la mirada fija en las aguas que reflejaban el azul del cielo. Con su agitado jolgorio el río parecía que en su seno contuviera centenares de aves sumergidas. Sabía que no muy lejos de allí se ampliaban e inauguraban nuevas canteras para suministrar el material de construcción del futuro acueducto: granito procedente de los montes vecinos y areniscas, calizas y pizarras que serían transportadas desde otros puntos de la península. Satisfecho, imaginó cómo el agua llenaría los conductos de una obra espléndida que le sobreviviría, y cómo, a partir de aquí, todo cambiaría: la ciudad se llenaría de fuentes, de baños termales e incluso habría agua corriente en algunas casas.

Los arcos del agua, Montse Barderi


Asentada entre los ríos Pisuerga y Esgueva, la Valladolid del segundo tercio del siglo XVI era una villa de veintiocho mil habitantes, ciudad de servicios a la que la Real Chancillería y la nobleza, siempre atenta a los coqueteos de la Corte, le prestaban un evidente relieve social. Con el Duero, Pisuerga y Esgueva, antes de desmembrarse éste en los tres brazos urbanos, daban acogida, por un lado, a las casas de placer de la aristocracia, mientras facilitaban, por otro, una suerte de muralla natural a los periódicos asedios de la peste.

El hereje, Miguel Delibes

Al rey Sancho lo habían asesinado durante el asedio de Zamora, cuando quería arrebatársela a su hermana Urraca. El difunto rey padre había partido el reino entre sus hijos, y Sancho, heredero de Castilla, pretendía reunificarlos. Había derrotado a sus hermanos García y Alfonso y estaba a punto de desposeer a Urraca cuando un traidor llamado Bellido Dolfos lo atravesó con un venablo bajo los muros de la ciudad.

Sidi, Arturo Pérez Reverte


 

— En esta antigua y muy noble ciudad de Soria nació hace cuatro años don Alfonso, heredero de la corona de Castilla. Dentro de sus muros, los caballeros, siguiendo el ejemplo de los álamos del río, se yerguen fuertes y derechos mirando al cielo, tanto en los gélidos días del invierno como en las suaves jornadas de la primavera. Por ello hemos pensado que no hay ningún otro lugar mejor en el reino para que nuestro rey crezca sano y fuerte siguiendo vuestro ejemplo de hidalguía y de nobleza.

—¡Caballeros, en esta tierra joven y prometedora, roturada con el arado del esfuerzo, florecerán el día de mañana las virtudes que sembraréis durante los años venideros!

José María Peridis, Esperando al rey

9 de abril de 2021

El Rincón de la Poesía: Charles Baudelaire

Jeune homme á sa fenêtre
 de Gustave Caillebotte

 Bicentenario 
de 
Charles Baudelaire

(9-4-1821)

Recordamos al padre de la poesía moderna actual, el poeta francés Charles Baudelaire, autor de Les fleurs du mal (Las flores del mal), con motivo de la celebración de los 200 años de su nacimiento, y lo hacemos con un bello poema que nos muestra el inmenso poder de una mirada.


À une passante

La rue assourdissante autour de moi hurlait.
Longue, mince, en grand deuil, douleur majestueuse,
Une femme passa, d'une main fastueuse
Soulevant, balançant le feston et l'ourlet;

Agile et noble, avec sa jambe de statue.
Moi, je buvais, crispé comme un extravagant,
Dans son oeil, ciel livide où germe l'ouragan,
La douceur qui fascine et le plaisir qui tue.

Un éclair... puis la nuit! - Fugitive beauté
Dont le regard m'a fait soudainement renaître,
Ne te verrai-je plus que dans l'éternité?

Ailleurs, bien loin d'ici ! trop tard ! jamais peut-être!
Car j'ignore où tu fuis, tu ne sais où je vais,
Ô toi que j'eusse aimée, ô toi qui le savais!


Parisienne sur la place de la Concorde
de Jean Béraud
A la que pasa

                                                                          
La ruidosa avenida en torno de mí aullaba.
Alta, esbelta, de luto, en pena majestuosa,
pasó aquella mujer. Con su mano fastuosa
alzaba el dobladillo del velo que llevaba.

Ágil y ennoblecida por sus piernas de diosa,
me hizo beber crispado, en un gesto demente,
en sus ojos el cielo y el huracán latente,
el dulzor que fascina y el placer que destroza.

Fulgor que se tornó en noche, fugitiva belleza,
gracias a tu mirada me sentí renacido.
¿Volveré acaso a verte? ¿Serás eterno olvido?

¿En otra parte? ¿Lejos? ¿Tarde? ¡Tal vez jamás!
Ignoro hacia dónde huyes. No sabes dónde yo iría.
Sé bien que te hubiera amado. Tú también lo sabías.

(Versión en castellano de Carolina Castaño)