20 de febrero de 2016

Actualidad literaria

EL ADIÓS DEL RUISEÑOR Y LA ROSA



El mundo de las letras se viste de luto para despedir a los autores de Matar a un ruiseñor y El nombre de la rosa, dos grandes de la literatura universal del siglo XX, que nos han legado obras imprescindibles para entender el alma humana.

Harper Lee fue durante años autora de una sola obra, Matar a un ruiseñor, una novela de 1960 sobre la segregación racial en el sur de Estados Unidos; de enorme éxito, fue galardonada con el premio Pulitzer. Años más tarde, en 2015, se publicó Ve y pon un centinela, la precuela de Matar a un ruiseñor, supuestamente oculta hasta esa fecha.


Umberto Eco, insigne filólogo, ensayista y novelista, ha sido reconocido con importantes galardones, como el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en el año 2000, la Gran Cruz de la Orden del Mérito de la República Italiana o caballero de la Legión de Honor francesa. Su faceta de narrador se inició en 1980 con El nombre de la rosa, obra con la que obtuvo un éxito sin precedentes. A esta novela siguieron El péndulo de Foucault (1988), La isla del día de antes (1994), Baudolino (2001), La misteriosa llama de la reina Loana (2004), El cementerio de Praga (2010) y Número Cero (2015).



LEER SUS LIBROS ES EL MEJOR HOMENAJE

"Los libros se respetan usándolos, no dejándolos en paz." 
Umberto Eco

14 de febrero de 2016

Versos con amor


Para todos aquellos que celebráis el amor, hoy y todos los días del año, os dejamos este poema de Pedro Salinas, el poeta del amor de la Generación del 27.
            

Ahora te quiero...

Ahora te quiero,
como el mar quiere a su agua:
desde fuera, por arriba,
haciéndose sin parar
con ella tormentas, fugas,
albergues, descansos, calmas.
¡Qué frenesíes, quererte!
¡Qué entusiasmo de olas altas,
y qué desmayos de espuma
van y vienen! Un tropel
de formas, hechas, deshechas,
galopan desmelenadas.
Pero detrás de sus flancos
está soñándose un sueño
de otra forma más profunda
de querer, que está allá abajo:
de no ser ya movimiento,
de acabar este vaivén,
este ir y venir, de cielos
a abismos, de hallar por fin
la inmóvil flor sin otoño
de un quererse quieto, quieto.
Más allá de ola y espuma
el querer busca su fondo.
Esta hondura donde el mar
hizo la paz con su agua
y están queriéndose ya
sin signo, sin movimiento.
Amor
tan sepultado en su ser,
tan entregado, tan quieto,
que nuestro querer en vida
se sintiese
seguro de no acabar
cuando terminan los besos,
las miradas, las señales.
Tan cierto de no morir,
como está
el gran amor de los muertos.

Fotografía adaptada de El libro del amor de Xoan Seoane

6 de febrero de 2016

El Rincón de la Poesía


Cisne, tendré tus alas blancas por un instante,
y el corazón de rosa que hay en tu dulce pecho
palpitará en el mío con su sangre constante.
(Rubén Darío)

 CENTENARIO DE LA MUERTE 

DE RUBÉN DARÍO


Rendimos homenaje hoy al poeta nicaragüense Rubén Darío, padre del modernismo y autor de obras como Azul, Prosas profanas o Cantos de vida y esperanza. Y lo hacemos recordando dos de sus poemas: en el primero, nos desvela algunas claves y símbolos de su universo poético (la luz, la música, el color, la rosa, el cisne, el lago, etc.); y en el segundo, nos invita a disfrutar de la vida. Así pues, carpe diem.




Yo persigo una forma que no encuentra mi estilo...

Yo persigo una forma que no encuentra mi estilo,
botón de pensamiento que busca ser la rosa;
se anuncia con un beso que en mis labios se posa
al abrazo imposible de la Venus de Milo.

Adornan verdes palmas el blanco peristilo;
los astros me han predicho la visión de la Diosa;
y en mi alma reposa la luz, como reposa
el ave de la Luna sobre un lago tranquilo.

Y no hallo sino la palabra que huye,
la iniciación melódica que de la flauta fluye
y la barca del sueño que en el espacio boga;

y bajo la ventana de mi Bella-Durmiente,
el sollozo continuo del chorro de la fuente
y el cuello del gran cisne blanco que me interroga.



   Programa matinal

¡Claras horas de la mañana
en que mil clarines de oro
dicen la divina diana!
¡Salve al celeste Sol sonoro!

En la angustia de la ignorancia
de lo porvenir, saludemos
la barca llena de fragancia
que tiene de marfil los remos.

¡Epicúreos o soñadores
amemos la gloriosa Vida,
siempre coronada de flores
y siempre la antorcha encendida!

Exprimamos de los racimos
de nuestra vida transitoria
los placeres por que vivimos
y los champañas de la gloria.

Devanemos de Amor los hilos,
hagamos, porque es bello, el bien,
y después durmamos tranquilos
y por siempre jamás. Amén.

Para leer otros poemas suyos, pulsa aquí: R. Darío (A media voz)