27 de marzo de 2023

Se ha dicho...

“Lo que hacemos en el mundo del teatro

es un acto de creación de vida.


Samiha Ayoub 

"El teatro en su esencia original es un acto puramente humano basado en la verdadera esencia de la humanidad, que es la vida. En palabras del gran pionero Konstantin Stanislavsky: "Nunca entres al teatro con barro en los pies. Deja el polvo y la suciedad afuera. Deja tus pequeñas preocupaciones, disputas, pequeñas dificultades con tu ropa exterior - todas las cosas que arruinan tu vida y desvía tu atención de tu arte - en la puerta". Cuando subimos al escenario, lo subimos con una sola vida dentro de nosotros para un ser humano, pero esta vida tiene una gran capacidad de dividirse y reproducirse para convertirse en muchas vidas que transmitimos en este mundo para que cobre vida, florezca y esparza su fragancia a los demás.

Lo que hacemos en el mundo del teatro como dramaturgos, directores, actores, escenógrafos, poetas, músicos, coreógrafos y técnicos, todos nosotros sin excepción, es un acto de creación de vida que no existía antes de subirnos al escenario. Esta vida merece una mano cariñosa que la sostenga, un pecho amoroso que la abrace, un corazón bondadoso que la simpatice y una mente sobria que le proporcione las razones que necesita para continuar y sobrevivir."

Fragmento del Mensaje Día Mundial del Teatro 2023

Autora: Samiha AYOUB, actriz egipcia


Puedes leer aquí el mensaje completo.

21 de marzo de 2023

Día Mundial de la Poesía

 

Con motivo del Día Mundial de la Poesía, os anunciamos que esta semana, el viernes 24, tendremos un recital poético en el instituto. Contaremos con la poetisa Laura Sierra Sánchez, quien, para abrir boca, nos invita a degustar una de sus creaciones.

8 de marzo de 2023

Heroínas anónimas, forjadoras de historias

Mientras el sueño llegaba, la noche se poblaba con las historias y los sucesos que mi abuelo iba contando: leyendas, apariciones, asombros, episodios singulares, muertes antiguas, escaramuzas de palo y piedra, palabras de antepasados, un incansable rumor de memorias que me mantenía despierto, el mismo que suavemente me acunaba. Nunca supe si él se callaba cuando descubría que me había dormido o si seguía hablando para no dejar a medias la respuesta a la pregunta que invariablemente le hacía en las pausas más demoradas que él, calculadamente, introducía en el relato: «¿Y después?».

Tal vez repitiese las historias para sí mismo, quizá para no olvidarlas, quizá para enriquecerlas con peripecias nuevas. En aquella edad mía y en aquel tiempo de todos nosotros, no será necesario decir que yo imaginaba que mi abuelo Jerónimo era señor de toda la ciencia del mundo. Cuando, con la primera luz de la mañana, el canto de los pájaros me despertaba, él ya no estaba allí, se había ido al campo con sus animales, dejándome dormir. Entonces me levantaba, doblaba la manta, y, descalzo (en la aldea anduve siempre descalzo hasta los 14 años), todavía con pajas enredadas en el pelo, pasaba de la parte cultivada del huerto a la otra, donde se encontraban las pocilgas, al lado de la casa.

Mi abuela, ya en pie desde antes que mi abuelo, me ponía delante un tazón de café con trozos de pan y me preguntaba si había dormido bien. Si le contaba algún mal sueño nacido de las historias del abuelo, ella siempre me tranquilizaba: «No hagas caso, en sueños no hay firmeza». Pensaba entonces que mi abuela, aunque también fuese una mujer muy sabia, no alcanzaba las alturas de mi abuelo, ese que, tumbado debajo de la higuera, con el nieto José al lado, era capaz de poner el universo en movimiento apenas con dos palabras. Muchos años después, cuando mi abuelo ya se había ido de este mundo y yo era un hombre hecho, llegué a comprender que la abuela, también ella, creía en los sueños.

Otra cosa no podría significar que, estando sentada una noche ante la puerta de su pobre casa, donde entonces vivía sola, mirando las estrellas mayores y menores de encima de su cabeza, hubiese dicho estas palabras: «El mundo es tan bonito y yo tengo tanta pena de morir».

No dijo miedo de morir, dijo pena de morir, como si la vida de pesadilla y continuo trabajo que había sido la suya, en aquel momento casi final, estuviese recibiendo la gracia de una suprema y última despedida, el consuelo de la belleza revelada.

José Saramago,

De cómo el personaje fue maestro y el autor su aprendiz.

(Discurso de aceptación del Premio Nobel 1998)

Reconstruir el pasado es una tarea compleja, laboriosa y resbaladiza, no importa qué aspecto de ese pasado nos interese. Los historiadores se basan, en muchos casos, en fuentes escritas, pero existen otro tipo de fuentes: las orales.

Los estudiantes de 4º ESO del programa British Council-MEFP-JCyL han recopilado la historia de vida de sus abuelas, nacidas entre los años treinta y cuarenta del siglo XX.  Han realizado historias que contemplan parte de estas vidas puesto que han delimitado la investigación a un periodo de su trayectoria vital (infancia y juventud) pero, a la vez, han realizado una exploración profunda de la misma. Es la memoria de una colectividad, de una generación de mujeres, que es mucho más que la suma de memorias individuales.


NO OS LO PERDÁIS  EN EL VESTÍBULO DEL INSTITUTO

Día Internacional de la Mujer


Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer, los alumnos del programa British Council-MEFP-JCyL nos han preparado un panel de mujeres célebres a lo largo de la historia para darnos a conocer el papel relevante que han desempeñado en muy diferentes facetas. Estas son algunas de las que podéis encontrar:



 

 

   


 


 

  

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