14 de febrero de 2017

Animación a la lectura


LEYENDAS MÁGICAS 
con 
FERNANDO SALDAÑA

Esta mañana, guiados por la voz y la magia de Fernando Saldaña, nuestros alumnos se han acercado a diversas leyendas salmantinas. Con el diablo como protagonista, han visitado escenarios tan conocidos de esta ciudad como la cueva de Salamanca o el puente romano. Y en ellos han sido testigos de momentos fascinantes, como ese en el que un hombre pierde su sombra o aquel en el que una mujer recupera su ojo; o esa deliciosa nube que consigue hacer realidad sus sueños.
Un regalo que ha sido posible gracias a la editorial Oxford, a la que desde estas líneas agradecemos su colaboración.


Versos con amor

Don Juan y doña Inés.
Ilustrador: Antonio Ortega Moreno
Un año más, con motivo de la celebración del día de San Valentín, retomamos nuestra sección "Versos con amor". En el año del bicentenario del nacimiento de José Zorrilla, homenajeamos a este dramaturgo con la lectura de una de las escenas teatrales más famosas de la literatura española: la declaración de amor de don Juan Tenorio a doña Inés (Acto IV, escena III).

DON JUAN: […]
Ah! ¿No es cierto, ángel de amor, 
que en esta apartada orilla
más pura la luna brilla
y se respira mejor?
Esta aura que vaga, llena
de los sencillos olores
de las campesinas flores
que brota esa orilla amena;
esa agua limpia y serena
que atraviesa sin temor
la barca del pescador
que espera cantando el día,
¿no es cierto, paloma mía,
que están respirando amor?
Esa armonía que el viento
recoge entre esos millares
de floridos olivares,
que agita con manso aliento;
ese dulcísimo acento
con que trina el ruiseñor
de sus copas morador,
llamando al cercano día,
¿no es verdad, gacela mía,
que están respirando amor?
Y estas palabras que están
filtrando insensiblemente
tu corazón, ya pendiente
de los labios de don Juan,
y cuyas ideas van
inflamando en su interior
un fuego germinador
no encendido todavía,
¿no es verdad, estrella mía,
que están respirando amor?
Y esas dos líquidas perlas
que se desprenden tranquilas
de tus radiantes pupilas
convidándome a beberlas,
evaporarse, a no verlas,
de sí mismas al calor,
y ese encendido color
que en tu semblante no había,
¿no es verdad, hermosa mía,
que están respirando amor?
¡Oh! Sí, bellísima Inés,
espejo y luz de mis ojos;
escucharme sin enojos
como lo haces, amor es;
mira aquí a tus plantas, pues,
todo el altivo rigor
de este corazón traidor
que rendirse no creía,
adorando, vida mía,
la esclavitud de tu amor.

DOÑA INÉS: 
Callad, por Dios, ¡oh, don Juan!,
que no podré resistir
mucho tiempo sin morir
tan nunca sentido afán.
¡Ah! Callad, por compasión,
que oyéndoos me parece
que mi cerebro enloquece
y se arde mi corazón.
¡Ah! Me habéis dado a beber
un  filtro infernal sin duda,
que a rendiros os ayuda
la virtud de la mujer.
Tal vez poseéis, don Juan,
un misterioso amuleto,
que a vos me atrae en secreto
como irresistible imán.
Tal vez Satán puso en vos
su vista fascinadora,
su palabra seductora
y el amor que negó a Dios.
¿Y qué he de hacer, ¡ay de mí!,
sino caer en vuestros brazos,
si el corazón en pedazos
me vais robando de aquí?
No, don Juan; en poder mío
resistirte no está ya;
yo voy a ti, como va
sorbido al mar ese río.
Tu presencia me enajena,
tus palabras me alucinan,
y tus ojos me fascinan,
y tu aliento me envenena.
¡Don Juan! ¡Don Juan! Yo lo imploro
de tu hidalga compasión:
o arráncame el corazón,
o ámame, porque te adoro.

1 de febrero de 2017

Centenario de José Luis Sampedro


Hoy recordamos al comprometido escritor José Luis Sampedro, y lo hacemos dejándonos guiar por las sabias y hermosas palabras con las que pretendía abrirnos los ojos a la lectura:



NAVEGANDO ENTRE LIBROS
José Luis Sampedro
"¿Habéis navegado alguna vez en un velero a lo largo de la costa, movidos por una suave brisa que susurra en las velas, y viendo a poca distancia cómo van apareciendo y quedando atrás los detalles del litoral? Estáis viendo una playa con un círculo de casitas, blancas y rojas, al pie de un monte, pero dobláis un promontorio y el mundo cambia: es ahora un alto acantilado a pico sobre el mar con orilla de espumas embravecidas. Y más allá es un puerto, grúas alargadas al cielo, inmensos buques cargando… La vida se desliza ante nosotros.
Pues bien, ésa misma experiencia, pero mucho más rica, más llena de sorpresas, la vivo yo en las grandes librerías. Entro en una y me rodean los muros tapizados de estanterías llenas de libros y, aunque ellos no se mueven, mi lento paso va dejando atrás el universo de las matemáticas y el de la zoología, mientras se me ofrecen, en generosa variedad, los estantes de novelas extranjeras, títulos algunos que conozco, otros tan prometedores y sugestivos que me gustaría desembarcar en ellos, incluso al pasar acaricio un volumen, lo abro al azar, casi voy a caer… ¡pero es tan largo mi viaje, hay tantos horizontes alrededor que continúo! Ahora navego con cuidado, he de sortear islotes que se alzan en mi mar: mesas cubiertas de libros con portadas, fotos de autores, diseños atrayentes… No puedo remediarlo, cargo un libro en mi esquife y sigo, pues ahí veo relatos de viajes, fotos exóticas, mapas reveladores, cargo con otro: un bello recorrido por el Afganistán, sus montañas nevadas al fondo, sus caravanas en el desierto, las más preciosas sedas sobre el áspero lomo de camellos ¡me quedo con él, me quedo con él! Así podré viajar cuando quiera a donde nunca podría ir sin este libro, porque unos salvajes ya han destruido sus bellezas…
Esa navegación en la librería, en mi carabela de los descubrimientos, y esa conquista fácil de otros mundos, de otras vidas, que nunca conocería sin el libro es la fuerza, la magia, la salvadora vivencia de la lectura. Desde que, en mi infancia, Salgari me llevó a vivir entre los bucaneros del Caribe, hasta ahora en que puedo asomarme a las mitocondrias y su discutido misterio en las células, mientras yo no pierda los ojos ni la razón, la lectura llenará mis deseos, provocará otros y me descubrirá lo que no sospecho dando a mi limitada vida física perspectivas innumerables.

¡Desdichados los que se privan de estas navegaciones insustituibles, indispensables, enriquecedoras! ¡Abramos sus ojos a la lectura!"
Fuente: Asociación amigos de José Luis Sampedro

Para leer la entrada anterior sobre este autor, pulsa aquí.