14 de septiembre de 2023

Normas de funcionamiento para el curso 2023-24


Normas de funcionamiento para el curso 2023-24

La biblioteca escolar estará abierta todos los días en el recreo largo y, durante este tiempo, además de gestionar el préstamo y devolución de libros y materiales audiovisuales, podréis acceder a la sala de lectura y usar los ordenadores con acceso a internet.


Recordad:

-  No hace falta un carné específico para acceder a los préstamos; la biblioteca y sus materiales están disponibles para todos los miembros de la comunidad educativa del IES Francisco Salinas.

 

-  Los préstamos tendrán un plazo de 15 días, renovables si el libro o material no está reservado por otro usuario. Aquellos alumnos que no devuelvan los libros en el plazo estipulado, pueden ser penalizados con un tiempo sin préstamos.


-  Se pueden reservar libros en el caso de que estén ya prestados o no se encuentren en la biblioteca.


Podréis compartir vuestras lecturas a través de:

LECTORESCLUBSALINAS, nuestro club de lectura virtual, donde podréis publicar reseñas y comentarios de los libros leídos, así como obras de creación propia: http://lectoresclubsalinas.blogspot.com.es

 

y podréis seguir la actualidad literaria y de la biblioteca a través de nuestra cuenta de Twitter @BiblioSalinashttps://twitter.com/Bibliosalinas


13 de septiembre de 2023

Bienvenidos a la biblioteca...

 
Leer, leer, leer, vivir la vida
que otros soñaron.
M. de Unamuno 

Un año más os damos la bienvenida a un nuevo curso escolar y os abrimos las puertas de nuestra biblioteca, un lugar mágico, donde debemos entrar con la mente muy abierta, pues “todo puede suceder”; un bosque lleno de misterios, sueños, realidades y locuras.


Este año continuamos luciendo el sello LeoTIC, que nos anima a seguir alentando el fomento de la lectura en formato digital, sin olvidar los libros en papel, porque lo importante es leer, como dice Unamuno, leer en cualquier formato, para soñar, para entender el mundo y, sobre todo, para vivir.

El mundo de la literatura se parece al bosque de Sueño de una noche de verano, la comedia de Shakespeare.[…] Cuando leemos elegimos visitar ese bosque donde todo puede suceder. En él nos esperan los senderos misteriosos, las llamadas del deseo, las metamorfosis, las sabias mentiras del amor. Esa vida dormida que hay en cada uno de nosotros y que sólo el hechizo de la literatura, como la flor mágica del duende Puck, puede despertar.

[…] el lector no es diferente a los niños. Tampoco ellos se cansan de pedir. Ven un espejo y le piden que sea la puerta que les conduzca a otro mundo, ven a un vagabundo y quieren recibir de él el plano de una isla perdida, un pájaro entra por su ventana y le piden noticias del jardín donde los pájaros hablan, los árboles cantan y el agua es de oro, van al mercado y se detienen ante las cabecitas de los corderos sacrificados como si éstas fueran a susurrarles su triste historia. O mejor dicho, no es que anden buscando cosas sino que se las encuentran sin darse cuenta. Porque no se trata de esperar que los libros nos entreguen verdades decisivas sobre la vida, sino de leerlos sin saber lo que pretendemos al hacerlo, si es que pretendemos algo. Por eso los buenos libros no sirven para nada concreto. No nos ayudan a comprenden el mundo, no nos hacen más sabios; nos sumen en ese estado tan cervantino de la perplejidad. […] A los libros se llega como a las islas mágicas de los cuentos, no porque alguien nos lleve de la mano, sino simplemente porque nos salen al paso. Eso es leer, llegar inesperadamente a un lugar nuevo. Un lugar que, como una isla perdida, no sabíamos que pudiera existir, y en el que tampoco podemos prever lo que nos aguarda. Un lugar en el que debemos entrar en silencio, con los ojos muy abiertos, como suelen hacer los niños cuando se adentran en una casa abandonada.[…]

El lector sufre un hechizo semejante, y basta con ver la imagen de alguien leyendo para comprobar que también él pasa por una forma de locura. Está apartado, en silencio, no le podemos tocar. Y sin embargo, esa fuga de lo real, ese apartamiento, le permite encontrar las palabras que necesita para iluminar las cosas. Es lo que hacen los grandes poetas. Toman las palabras comunes, las que nosotros utilizamos para entendernos y componen con ellas poemas o historias que guardamos en nuestra memoria.

Fragmentos de Elogio de la fragilidad de Gustavo Martín Garzo



FELIZ CURSO Y FELICES LECTURAS

8 de junio de 2023

150 años de Azorín

150 años de Azorín

    Hoy se cumplen 150 años del nacimiento de José Martínez Ruiz, más conocido como Azorín. Como todos los autores de la generación del 98, estaba muy preocupado por España, tema recurrente a lo largo de su trayectoria. Aprovechamos esta efeméride para sugeriros algunas lecturas esenciales de este autor y para proponeros dos reflexiones: la primera, sobre la regeneración de España; y la segunda, sobre la lectura, otro de los temas habituales del "pequeño filósofo".

—Yo veo que todos hablamos de regeneración... que todos queremos que España sea un pueblo culto y laborioso... pero no pasamos de estos deseos platónicos... ¡Hay que marchar! Y no se marcha... los viejos son escépticos... los jóvenes no quieren ser románticos... El romanticismo era, en cierto modo, el odio, el desprecio al dinero... y ahora es preciso enriquecerse a toda costa... y para eso no hay como la política... y la política ha dejado de ser romanticismo para ser una industria, una cosa que produce dinero, como la fabricación de tejidos, de chocolates ó de cualquier otro producto... Todos clamamos por un renacimiento y todos nos sentimos amarrados en esta urdimbre de falseamientos...

Azorín, La voluntad 

 

La obra de arte es producto de la irregularidad. No puede haber norma regular para la gestación artística. La obra genial se produce cuando quiere. Y si la gestación es libre e inesperada, ¿por qué el libro, resultado de esa gestación, no ha de ser leído también de un modo irregular y caprichoso? Las lecturas que se hacen para saber no son, en realidad, lecturas. Las buenas, las fecundas, las placenteras son las que se hacen sin pensar que vamos a instruirnos.

Azorín, Trasuntos de España

         

5 de junio de 2023

El Rincón de la Poesía: 125 aniversario de Federico García Lorca


El día 5 de junio de 1898 nació en Fuente Vaqueros, Granada, uno de los poetas más brillantes del siglo XX, Federico García Lorca. Le rendimos homenaje leyendo dos de sus hermosos poemas:


Romance de la luna, luna

A Conchita García Lorca

La luna vino a la fragua
Con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.

En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.

Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
-Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.

Dentro de la fragua el niño
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.

Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

Cómo canta la zumaya,
¡ay, como canta en el árbol!
por el cielo va la luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.

                              De Romancero Gitano



Soneto de la dulce queja

Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua y el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas; y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,

no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.

                                          De Sonetos del amor oscuro

12 de mayo de 2023

XIII Rally Fotográfico Literario

 EL CAMINO

    Este año hemos querido recorrer con vosotros los caminos de la vida, del amor, de la muerte… a través de seis poemas en los que aparece esta metáfora clásica, utilizada por poetas de todos los tiempos, para que vosotros la ilustrarais con vuestras imágenes.

Y esta es la propuesta que nos ha hecho Irene Bustos Roldán (de 2º de ESO A), ganadora del premio al Mejor Conjunto Fotográfico

1. Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?

                                                              (“Yo soy soñando caminos”, de Antonio Machado)


2. Vinieras y te fueras dulcemente,
de otro camino
a otro camino. Verte,
y ya otra vez no verte.
Pasar por un puente a otro puente.
El pie breve,
la luz vencida alegre.
Muchacho que sería yo mirando
aguas abajo la corriente,
y en el espejo tu pasaje
fluir, desvanecerse.

         (“Adolescencia”, de Vicente Aleixandre)         

                                     

3. Que me sean tus brazos horizonte y camino,
camino breve y único horizonte de carne:
que la vida no vaya más allá... ¡Que la muerte
se parezca a esta muerte caliente de tus brazos!...
                                (“Deseo”, de Dulce María Loynaz)


                 4. Este camino
            nadie ya lo recorre
             salvo el crepúsculo.
                                                                      (Haiku de Matsuro Bashō)  
 

5. Por un camino de oro van los mirlos... ¿Adónde?
Por un camino de oro van las rosas... ¿Adónde?
Por un camino de oro voy...
                                                      ¿Adónde,
otoño? ¿Adónde, pájaros y flores?

                                        (“Ida de otoño, de Juan R. Jiménez) 



           6.  Más allá de la vuelta del camino

        tal vez haya un pozo, y tal vez un castillo,
o tal vez tan solo continúe el camino.
No lo sé ni pregunto.


[…] De nada me serviría estar mirando para otro lado
o para aquello que no veo.
Ha de importarnos solo el lugar donde estamos.
Hay bastante belleza en estar aquí y no en otra parte.

[…] Si tenemos que llegar allí, al llegar lo sabremos.
Por ahora solo sabemos que allí no estamos.
Aquí no hay más camino que el de antes de la curva, y antes de la curva
el camino que hay no tiene curva alguna.

                                 (“Más allá de la vuelta del camino”, de Alberto Caeiro, heterónimo de F. PESSOA)


En la modalidad de Mejor Fotografía, las ganadoras han sido las hermanas Carla, María y Laura Figuero Casas (de 2º de Bachillerato y 4º ESO), ganadoras del premio a la Mejor Fotografía con la que han ilustrado estos versos de Antonio Machado: "Yo voy soñando caminos/de la tarde. ¡Las colinas/doradas, los verdes pinos,/las polvorientas encinas!.../¿Adónde el camino irá?"


Enhorabuena a las ganadoras
gracias a todos los participantes.

XV Concurso de Poesía y Relato corto Francisco Salinas

Este año hemos celebrado el XV Concurso de Poesía y Relato corto Francisco Salinas con el tema: "El camino". En la modalidad de Relato corto, la ganadora ha sido Sara Abd El Razek, de 2º de Bach. B con su relato "La tormenta". La modalidad de Poesía este año ha quedado desierta.

La tormenta

Silenciosamente observas cómo las gotas de agua caen sobre el alféizar y mojan todo lo que tienen cerca, mas no haces el mínimo amago por cambiar tus libros de lugar. Quizá si se mojan, se desdibujen las palabras que contienen y se mezclen las letras, creando nuevas combinaciones carentes de significado lógico. Así, al día siguiente podrías crear nuevas formas con los restos que queden de las hojas, dibujando flores con nombres de personajes que deberías aprenderte o creando rostros utilizando la tinta esparcida. Siempre fuiste capaz de transformar lo que otros consideraban destrozos, de arreglar lo roto para proporcionarle una belleza de la que carecería en otras manos.

Observas hasta el mínimo detalle a través de tu ventana, desde los niños del parque que corren para intentar resguardarse de la lluvia, hasta el anciano sentado en el porche de su casa, disfrutando del sonido de las gotas al caer. Siempre te ha parecido curioso cómo el paso de los años hacía que las personas apreciaran más los breves momentos como estos. Para un niño, una tormenta era un final de juego. La lluvia entorpecía sus pasos, les provocaba dificultad para jugar como hacían normalmente, pero más que nada era una señal de “me van a castigar si llego a casa empapado”. Para otros, la lluvia era un momento de enajenación, una pausa en sus vidas para contemplar el fenómeno atmosférico donde observaban el flujo del agua caer sobre sus vidas, limpiando cualquier signo de malestar para llevárselo consigo al mar.

La lluvia siempre ha sido para muchos una forma de purificación, un baño de lágrimas que, una vez comienza, sólo termina con una serenidad en el pecho, difícil de encontrar de otra forma. Las gotas borran cada preocupación, cada mancha de suciedad que marca a la ajetreada ciudad, para dejarla con un olor a frescura y novedad.

Cuando la lluvia cesa, los niños vuelven a salir y, aunque los columpios están mojados, ellos se las arreglan para jugar entre ellos, bajo la atenta mirada del anciano aún sentado en el exterior. Se te pasan por la cabeza miles de cosas en las que podría estar pensando cuando le ves sonreír. ¿Se estará acordando de su propia infancia? La lluvia es, sin duda, un arma de doble filo. Puede evocarte recuerdos, pero si estos no son buenos, va a obligarte a recordarlos cada vez que te inunde su sonido. Pero la sonrisa del hombre tiene un matiz de nostalgia, de felicidad. ¿Acaso aquellas gotas, además de moléculas, contienen memorias preciadas para él? Quizá le recuerden a un momento de felicidad en su juventud, a un baile bajo la lluvia, a un beso vaporoso que se funde con cada gota que cae. La lluvia, como un gato en un arenal, deja su huella allá donde caiga.

Sin embargo, aquella atmósfera en la que se veía sumido el paisaje frente a ti cambia radicalmente con el sonido de un trueno y una farola al romperse. Los niños, antes con unas sonrisas de gozo, manifiestan una expresión de susto y vuelven a refugiarse en sus casas. ¿Acaso la tormenta sólo era divertida si llovía? ¿Acaso lo único agradable era la tranquilizante lluvia y no el grito de luz que se revelaba en el cielo? El anciano, quien había tenido una expresión de tranquilidad durante toda la escena, se refugia en su casa, mirando con miedo las farolas más cercanas a él. ¿Por qué asustan tanto las roturas?

Tomas tu chaqueta y bajas, introduciéndote en la escena que habías estado observando sigilosamente. Te acercas a la farola rota y adviertes las miles de piezas en las que se ha convertido, cada una reflejando una parte del parque. Un trozo de cristal refleja los columpios, otro refleja las escaleras que llevan a la zona de bancos, mientras otro refleja una imagen borrosa de tu casa, debido al barro que llena el suelo sobre el cual están las piezas de la farola. Tu mente no puede evitar divagar. ¿Acaso, después de tantos años alumbrando el parque cada noche, una rotura ha causado tanto rechazo en los que se dejaban alumbrar durante tantos años por esa vieja farola? La pena te inunda mientras tomas una a una las piezas que se han caído, ya que hay algunas que han soportado la rotura y siguen unidas, intentando expandir los rayos de luz que contienen en su interior a pesar de las fisuras. Cada trozo lleva grabado el paso del tiempo, el soportar tormenta tras tormenta para poder iluminar a aquellos que con un simple estallido han dejado de admirarla.

Te parece curioso cómo una simple rotura provoca que las cosas sean percibidas como inservibles, cuando en realidad solamente cambia su uso o su imagen. ¿Qué importaba si los cristales de la farola estaban rotos si aún podía alumbrar la calle? Sólo había cambiado su aspecto, entonces, ¿por qué se alejaron todos de ella si seguía haciendo su trabajo correctamente? Roto no tenía por qué ser sinónimo de horrible, de miedo. Escudriñaste un trozo de cristal, pensando en miles de formas en que te parecía valioso, una pieza preciosa. Ese trozo de cristal pertenecía a una farola, una farola que está en un camino que recorrieron miles de personas antes. Piensas en todas las posibilidades, en todas las escenas e historias que podría haber presenciado esa misma pieza antes de convertirse en un trozo de cristal roto, infravalorado. Cada trozo caído tiene una historia que se acaba de perder en una tormenta de destrozos olvidados. Olvidados en un mar de minúsculas gotas que inundan la ciudad.

La esencia para ti reside en ese cambio abrupto que se produce, ya que muestra la fragilidad que se ha ido adoptando por el camino. Porque incluso la tormenta pasa por un proceso que la lleva desde lejanos mares hasta pequeñas ciudades. Esos pasos son los que permiten la ruptura, la cual más que un cambio desagradable es tan solo un paso más que uno debe abordar.

Sara Abd El Razek
2º Bach. B

Aprovechamos esta entrada para dar la enhorabuena a la ganadora

y para agradecer a los participantes su implicación en esta edición.