9 de mayo de 2025

El Rincón de la Poesía: Luis Alberto de Cuenca


    Luis Alberto de Cuenca ha sido galardonado con el XXXIV Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana por el conjunto de su obra poética. El jurado ha destacado su “estilo claro y preciso y su mirada critica hacia la tradición literaria y un tono a menudo irónico o melancólico… De Cuenca construye sus versos a partir de referencias culturales que abarcan desde la mitología grecolatina hasta la cultura popular contemporánea, lo que le permite crear un puente entre lo antiguo y lo moderno”. 

    Disfrutad de un aperitivo poético de este autor:

El desayuno

Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».

                                            De El hacha y la rosa


De tanto amarte y tanto no quererte

De tanto amarte y tanto no quererte
te has cansado de mí y de mis locuras
y le has prendido fuego a nuestra historia.
Tu ropa no perfuma ya la casa.
No queda una palabra de cariño
suspendida en el aire, ni una hebra
de azabache en la almohada. Sólo flores
secas entre las páginas del libro
de nuestro amor, y cálices de angustia,
y un delirio de sombras en la calle.

                            De Por fuertes y fronteras

El fin es el principio

Al final no pensamos ni recordamos nada
que no sea el principio. La memoria es así.
Huyen los nombres propios del presente, las fechas
próximas en el tiempo, y regresan los nombres
del pasado, las frases que en la niñez remota
hirieron o salvaron. Y vuelve aquella niña
de las trenzas de oro a quien contabas cuentos
en el sillón de orejas del salón, y los naipes
con figuras de músicos ilustres que tu padre
te trajo de Alemania, y la caja de música
en la que Cenicienta y su príncipe azul
bailaban incansablemente, y las cicatrices
que honraban tus rodillas de tanto gatear
detrás de aquellas chapas con nombres de ciclistas,
y las alineaciones con tres defensas, dos
medios y nada menos que cinco delanteros,
y el día en que encontraste el tebeo imposible
de encontrar en la tienda de don César Cobelo,
y la bici BH con que ibas por el mundo
(que era entonces pequeño) las tardes de verano…
Estos días azules y este sol de la infancia:
al final solo importan las cosas del principio.

                                    De El secreto del Mago 


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