Estas son
algunas de las novedades que acaban de sumarse a nuestra biblioteca. Combinamos en esta ocasión clásicos de la literatura universal con poesía y novelas juveniles.
19 de noviembre de 2018
17 de noviembre de 2018
El Rincón de la Poesía
FRANCISCA AGUIRRE
PREMIO
NACIONAL DE LAS LETRAS 2018
Dedicamos este Rincón de
la Poesía a Francisca Aguirre, recientemente galardonada con el Premio Nacional
de las Letras 2018, que concede el Ministerio de Cultura y Deporte.
El jurado la ha elegido “por estar su
poesía (la más machadiana de la generación del medio siglo) entre la desolación
y la clarividencia, la lucidez y el dolor".
Esta poeta alicantina ha construido
su universo poético en torno a las palabras y la memoria histórica; el
resultado es esta poesía machadiana por la que transitan temas como la soledad,
la pérdida y la guerra. Tras la Guerra Civil, en 1940, su padre, policía
republicano y pintor, fue encarcelado y ejecutado en 1942. Este hecho marcaría
constantemente su vida y su poesía:
“Cuando mataron
a mi padre, nos quedamos en esa zona
de vacío que va de la vida a la muerte
dentro de esa burbuja última que lanzan los ahogados,
como si todo el aire del mundo se hubiese agotado de
pronto,
ahí nos quedamos, como peces en una pecera sin agua,
como los atónitos visitantes de un planeta vacío.”
(De “El
último mohicano”)
Pertenece a la generación de los 50, junto a Jaime Gil de
Biedma, José Ángel Valente, Francisco Brines o Claudio Rodríguez, pero la
tardía publicación de su primera obra la apartó de las antologías de su
generación. Su primer poemario, publicado
con 41 años, fue Ítaca y con él obtuvo
el premio de poesía Leopoldo Panero. Además,
es autora de Los trescientos escalones,
La otra música, Ensayo General, Pavana del desasosiego,
Nanas para dormir desperdicios
o Historia de una anatomía, con el que ganó el Premio Nacional de Poesía en 2011.
Os proponemos un breve
pero intenso acercamiento a la poesía de esta autora:
TESTIGO DE EXCEPCIÓN
Un mar, un
mar es lo que necesito.
Un mar y no otra cosa, no otra cosa.
Lo demás es pequeño, insuficiente, pobre.
Un mar, un mar es lo que necesito.
No una montaña, un río, un cielo.
No. Nada, nada,
únicamente un mar.
Tampoco quiero flores, manos,
ni un corazón que me consuele.
No quiero un corazón
a cambio de otro corazón.
No quiero que me hablen de amor
a cambio del amor.
Yo sólo quiero un mar:
yo sólo necesito un mar.
Un agua de distancia,
un agua que no escape,
un agua misericordiosa
en que lavar mi corazón
y dejarlo a su orilla
para que sea empujado por sus olas,
lamido por su lengua de sal
que cicatriza heridas.
Un mar, un mar del que ser cómplice.
Un mar al que contarle todo.
Un mar, creedme, necesito un mar,
un mar donde llorar a mares
y que nadie lo note.
Un mar y no otra cosa, no otra cosa.
Lo demás es pequeño, insuficiente, pobre.
Un mar, un mar es lo que necesito.
No una montaña, un río, un cielo.
No. Nada, nada,
únicamente un mar.
Tampoco quiero flores, manos,
ni un corazón que me consuele.
No quiero un corazón
a cambio de otro corazón.
No quiero que me hablen de amor
a cambio del amor.
Yo sólo quiero un mar:
yo sólo necesito un mar.
Un agua de distancia,
un agua que no escape,
un agua misericordiosa
en que lavar mi corazón
y dejarlo a su orilla
para que sea empujado por sus olas,
lamido por su lengua de sal
que cicatriza heridas.
Un mar, un mar del que ser cómplice.
Un mar al que contarle todo.
Un mar, creedme, necesito un mar,
un mar donde llorar a mares
y que nadie lo note.
Y
SI DESPUÉS DE TODO, TODO FUERA
Y si después de
todo, todo fuera,
un ir muriendo para al fin morirnos
a qué este loco empeño en
convertirnos
en contables de un tiempo que no
espera.
Y si resulta que lo cierto era
este sermón que viene a repetirnos
que avanza el huracán para
abatirnos
y es inútil y absurda esta carrera.
Entonces, amor mío, ten sosiego,
y aprovecha esta cueva que te
ofrezco
y apura el agua que yo no he
bebido.
el viento nos arrastra, frío y
ciego,
toma mi manta mientras yo
envejezco,
amarte de otro modo no he sabido.
NANA DE LOS LIBROS
VIEJOS
Aquel
tenducho,
porque
verdaderamente aquello era un cuchitril,
una especie
de sotanillo al que se entraba
después de bajar
unos cuantos peldaños,
aquel escondrijo
al que llamábamos la tienda verde,
puesto que
su dueño había pintado la fachada de verde,
aquella
cueva era, sin embargo, la cueva del tesoro.
Allí,
democráticamente apilados, había montones de libros viejos
algunos,
viejísimos, tan viejos,
que se les caían
las hojas como a los árboles.
Otros, más
afortunados, habían sido remendados
como los
calcetines o los zapatos.
Porque un libro,
señores, es una prenda de abrigo.
Y el dueño de
aquella tienda lo sabía.
Por eso nosotras,
cuando entrábamos
con nuestro pobre
capital,
él nos impartía
las oportunas instrucciones
para que nos
moviésemos con precaución en su establecimiento.
Nada de manoseos
con los libros.
Los libros se
desgastan, se estropean,
se les rompen las
hojas o se les caen.
Ya no abrigan, ya
no sirven, muchísimo cuidado con los libros,
sobre todo con
los que están encuadernados.
Un libro
encuadernado es algo serio.
Las pastas son
como las paredes de una casa.
Y dentro de esa
casa podemos encontrar de todo.
Por eso el dueño
de la tienda nos decía:
un libro
encuadernado es un tesoro.
Y los tesoros, ya
se sabe, cuestan caros.
Nosotras
mirábamos con avidez los libros.
Sobre todo los
viejecitos, los que tenían aire de perro apaleado.
Y eran como de la
familia. Y además, tenían la ventaja
de ser muy
baratos.
Claro que, como
decía el dueño, aquellos pobretones
debían abrigar muy
poco, pero nos daba igual.
Ya los
arreglaríamos en casa.
Y así, hacíamos
tres montones,
y el dueño nos
cobraba una peseta
por aquella
montaña de desperdicios
aunque antes de
marcharnos nos decía muy claro:
me los
tenéis que devolver el lunes.
Y no creáis
que no sé yo las hojas que tiene cada uno.
Y el sábado
empezaba la aventura.
Porque lo que el
librero no sabía era que en cada libro había una mina,
y a veces,
cuanto más viejo el libro, mejor era la mina.
Aquellas páginas
marchitas calentaban como una gran hoguera.
Y así, durante
muchos sábados y domingos,
rodeadas de
desperdicios ilustrados,
vivimos el
milagro de abrigarnos con las maravillosas páginas
de Tolstoi en
Resurrección,
o las
Aventuras de Mark Twain,
con las desdichas
de las Pobres Gentes
de
Dowstoyewsky,
con los Viajes de
Hullivert,
pasamos hambre
con Hamsum, y comimos su pan,
viajamos al
espacio y al fondo de los mares con Julio Verne.
Aquellos
desperdicios de papel desencuadernados y rotos
fueron para
nosotras la deslumbrante Biblioteca de Alejandría.
Nadie ha tenido
una universidad más mágica que aquella.
11 de noviembre de 2018
100 años del final de la Primera Guerra Mundial
Se cumplen 100 años del final de la
Primera Guerra Mundial, por lo que os proponemos la lectura de algunos libros ambientados en ese terrible periodo de la historia de la
humanidad. Porque conocer la Historia ayuda a no repetir los mismos errores.
2 de noviembre de 2018
Almudena Grandes, Premio Nacional de Narrativa 2018
![]() |
Empieza aquí a leerla. |
“Nada fue nunca tan importante como el
descubrimiento de que no podía parar de leer a Galdós, y esa implacable avidez
es uno de los pocos, tal vez el único rasgo de mi adolescencia que conservo
todavía.”
(Almudena Grandes,
“Viva Galdós”, EPS)
Almudena
Grandes ha sido este
año la ganadora del Premio Nacional de Narrativa 2018, con su novela Los
pacientes del doctor García, la cuarta entrega de los Episodios
de una Guerra Interminable.
Fiel admiradora de Galdós y de sus Episodios Nacionales, la autora se ha
propuesto emular su proyecto y dar a conocer diferentes episodios de la
posguerra española a través de novelas de ficción “edificadas alrededor de
hechos reales”. Primero fueron Inés y la
alegría, El lector de Julio Verne
y Las tres bodas de Manolita.
Y ahora, Los pacientes del doctor García, novela en la que entrelaza
acontecimientos reales de la segunda guerra mundial y del franquismo: el protagonista,
junto a un amigo republicano, se infiltra en una organización clandestina, una
red de evasión de criminales de guerra y prófugos del Tercer Reich que dirige
desde Madrid Clara Stauffer, una mujer alemana y española, nazi y falangista. El
resultado es una trepidante novela que combina el thriller y la novela de espías
con hechos históricos no siempre conocidos.
30 de octubre de 2018
Noche de Halloween
![]() |
Lee aquí su relato El pantano de la Luna |
Nuestra recomendación para esta terrorífica noche es la lectura de alguna de las historias de Howard Phillips Lovecraft (Rhode Island, 1890-1937), un escritor norteamericano considerado el creador del relato de terror contemporáneo.
Hoy os invitamos a adentraros en su original universo narrativo, donde conviven elementos sobrenaturales, visiones oníricas, antiguas leyendas mitológicas y ciencia ficción con personajes abominables que dan cuenta del horror cósmico.
Pulsa aquí si te atreves a leer más cuentos
de H.P. Lovecraft
24 de octubre de 2018
Día de la Biblioteca 2018
Hoy
se celebra el Día de la Biblioteca,
por iniciativa de la Asociación Española de Amigos del Libro infantil y
Juvenil. Este año el cartel ha sido realizado por el ilustrador Alfonso Zapico
(Premio Nacional de Cómic en 2012) y el pregón es del escritor Gonzalo Moure (Premio Cervantes Chico 2017).
El día de la luz
Vengo del desierto
del Sáhara, de inaugurar una biblioteca. Está en Dajla, el más alejado, el más
olvidado de los cinco campamentos de refugiados saharauis. Es la cuarta
biblioteca que construimos, y es preciosa. En el centro hemos plantado árboles,
para que los niños y los jóvenes del Sáhara puedan experimentar el gozo de
sentarse a su sombra a leer un libro. No queremos que esa biblioteca sea ningún
“templo de silencio”, sino más bien un espacio para del sonido, para el ruido.
Una biblioteca que ya es el lugar más hermoso del campamento. Un espacio para
desear ir a buscar lectura, pero también amistad, sueños compartidos. Incluso
amor. Un lugar en el que enamorarse mirando unos ojos por encima de un libro.
Porque al fin y al cabo, la biblioteca es el lugar en el que se descubre al
otro, de papel o de carne.
En una película
inolvidable, la mejor película de ciencia ficción de la historia, 2001, una
odisea del espacio, aparece un monolito cada vez que el hombre se dispone a dar
un salto cualitativo. Kubrick, su director, debería haber puesto un libro en su
lugar. Porque han sido los libros los que han marcado el ritmo de los cambios
del ser humano. Porque el libro es el laboratorio del hombre, el lugar en el
que se experimenta con emociones, descubrimientos, utopías, apuestas. Somos lo
que somos porque hemos pensado y escrito sobre cómo ser y sobre cómo no ser. Y
seremos lo que pensemos, lo que piensen y escriban las próximas generaciones.
Así que una
biblioteca no es solo un lugar en el que invitar a leer, sino también, o por
eso, un lugar en el que invitar a escribir. Las bibliotecas del siglo XXI son,
pueden ser, tienen que ser el semillero de nuevas novelas, nuevos monolitos,
mojones de nuestro futuro. Si el siglo XX fue sin duda el siglo de la lectura,
el siglo XXI puede llegar a ser el siglo de la escritura, ya lo está siendo.
Por todo eso
construimos bibliotecas en los campamentos del desierto. Porque no son solo para
los saharauis. Las paga nuestra sociedad civil, mediante socios adultos, y
mediante actividades solidarias en colegios, institutos y bibliotecas. Y los
alumnos y lectores que las sufragan se hacen conscientes de lo extraordinario
que es tener una biblioteca, aprenden a valorar la suya, a defenderla. Cada
biblioteca del desierto tiene detrás a miles de niños, jóvenes y adultos que la
han hecho posible con su pequeño esfuerzo. Sumando. Cada lector saharaui tiene
a su lado a miles de lectores, más conscientes de la importancia de una
biblioteca, porque con su trabajo se ha construido una, en un clima y un lugar
tan hostil.
Piensa en tu
biblioteca. Hubo un día en el que esa biblioteca no existía. Alguien la soñó,
luchó por ella, la llenó de libros y también de sueños. Hazte del equipo de ese
alguien que la hizo posible, lucha por un mundo en el que no haya un ser humano
que no tenga cerca una biblioteca, o un amoroso bibliobús. Que no haya un solo
niño, joven o adulto, que no roce la mano de una bibliotecaria que le aconseje,
que le oriente en el laberinto. Que es lo mismo que decir que no haya un solo
ser humano conectado a lo que fue, lo que es y lo que será.
En tu mano hay
millones de manos, estrechando la tuya, acompañándote en el camino. Tiernas o
callosas, pequeñas o grandes. En el libro que te espera en la mesilla de noche
o junto al sofá, hay millones de libros. Ingenuos o complejos, humildes o
lujosos. Pero todo preciosos. Conectados todos por un invisible hilo de plata
que une mano con mano, estantería con estantería, un hilo inacabable y
luminoso. Inacabable, y así sea. Hoy es el Día de la Biblioteca, que es lo
mismo que decir El día de la Luz.
Feliz día, feliz
siglo.
19 de octubre de 2018
Fred Vargas, Premio Princesa de Asturias de las Letras 2018
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"¡Yo
no escribo novela negra sino novela de enigmas!", Fred Vargas
|
Con
motivo de la entrega de los premios Princesa de Asturias, nos acercamos hoy a
las novelas negras de la escritora francesa Fred Vargas, premio de
las Letras 2018. La "dama negra" ha sido premiada por “la
originalidad de sus tramas, la ironía con la que describe a sus personajes, la
profunda carga cultural y la desbordante imaginación, que abre al lector horizontes
literarios inéditos".
Fred
Vargas es el seudónimo con el que firma la escritora francesa Fréderique
Audoin-Rouzeau sus novelas policiacas, protagonizadas por el inspector
jefe Adamsberg y su equipo. Estas son algunas de las últimas publicadas en
España por la editorial Siruela:
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