 |
«Un libro es un jardín que se lleva en el bolsillo». (Proverbio árabe)
|
A Piedad. In memoriam
Este año queremos celebrar
el Día del Libro invitándoos a un paseo entre naturaleza y literatura. Para
ello, os proponemos un itinerario por espacios naturales, pero también por relatos
y poemas sembrados de palabras que nos harán crecer y reflexionar sobre la
necesidad de pensar EN VERDE.
“Por el contrario, el verde tiene
un significado completamente diferente. […] el color de los seres vivos y de
los objetos viene determinado por el color de la luz que reflejan. Y en el caso
de los árboles es el verde. Pero ¿por qué no es el negro?, ¿por qué no es
captada toda la luz? En las hojas, con ayuda de la clorofila, la luz se
transforma, pero si los árboles la aprovecharan toda de manera óptima, no
quedaría nada y el bosque tendría un oscuro aspecto nocturno durante todo el
día. Sin embargo, la clorofila tiene un problema y es que presenta un llamado
«hueco verde», por lo que no puede utilizar este color y debe reflejarlo sin
haberlo usado. Este punto débil hace que podamos ver estos restos de la
fotosíntesis, motivo por el que la mayoría de las plantas presentan un color
verde intenso. En último extremo, se trata de los desperdicios de la luz que
los árboles no pueden utilizar. Para nosotros es bello, para el bosque inútil.”
De La vida secreta de los árboles, Peter Wohlleben
Dicen que no hablan las plantas,
ni las fuentes, ni los pájaros,
ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros.
Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso,
de mí murmuran y exclaman:
Ahí va la loca soñando
con la eterna primavera de la vida y de los campos,
y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.
Hay canas en mi cabeza, hay en los prados
escarcha,
mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
con la eterna primavera de la vida que se apaga
y la perenne frescura de los campos y las almas,
aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.
Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,
sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?
Poema de Rosalía de
Castro
“En los bosques viven también los
personajes de los cuentos de hadas. Allí los abandonan sus padres, allí superan
una prueba, de allí resurgen valientes y cambiados, dispuestos a conquistar un
reino. El bosque es, para ellos, el símbolo de la vida, como lo es, también,
para Edipo quien, rechazado por su padre, encuentra en el bosque una nueva
familia. Esta maraña vegetal es el lugar de la prueba, el territorio que nos
enviste de valor o en el que nos devora el lobo.
En la cabaña del bosque se
refugió Blancanieves de la envidia de su madrastra, en el bosque estaba la
casita de azúcar y bizcocho de la bruja de Hansel y Gretel. Lugar del horror,
pero también de la fertilidad, la fronda es un espacio donde permanecer ocultos
y subsistir, o donde vivir aventuras inesperadas, donde es posible alimentarse,
pero también fenecer.
Después del jardín del Edén y su
potencia generadora, está en nuestra memoria ancestral la oscuridad del bosque.
Alguna vez nos cobijamos allí, en ese laberinto de árboles en el que los niños
perdidos que somos tienen que encontrar la salida. El bosque es el lugar del
mito y también de la filosofía.”
De Todo lo que crece, Clara Obligado
“Creo que una hoja de
hierba no es menos que el camino recorrido por las estrellas”.
De Hojas de hierba, Walt Whitman
"El ser humano no es capaz de
crear hojas, pero sí que sabe destruirlas. En el último decenio se han talado
más de 50.000 millones de árboles. La tercera parte de la superficie terrestre
estaba antes cubierta de bosques. Cada diez años cortamos el 1 por ciento de la
totalidad de nuestros árboles sin volver a repoblarlos, lo cual representa el
equivalente a la superficie de Francia. De manera que, década tras década, se
ha ido borrando de la Tierra una Francia detrás de otra. En un solo día, un
billón de hojas son privadas de su fuente nutricia, y, por lo que parece a
nadie le importa. Pero debería importarnos por la sencilla razón de que, como
seres humanos, estamos obligados a interesarnos: porque ha muerto alguien que
no tenía que haber muerto."
De La memoria secreta de las hojas:
una historia de arboles, ciencia y amor, Hope Jahren