XXVI PREMIO REINA SOFÍA
DE POESÍA
IBEROAMERICANA
La poeta nicaragüense Claribel
Alegría, discípula de Juan Ramón Jiménez, es la ganadora del Premio Reina Sofía
de Poesía 2017, que concede la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional.
A sus 93 años, tras siete
décadas dedicada a la poesía, son muchos los títulos que configuran su obra: Anillo
de silencio (1948), Vigilias (1953), Fuga de canto grande (1992), Umbrales (1997), Saudade (1999), Soltando
amarras (2002), Esto soy (2004), Mitos y delitos (2008). En
2015 se editó en España la antología Pasos inciertos (2015)
que reúne poemas publicados entre 1948 y 2014. Más reciente aún es su última
obra Amor sin fin (2016).
Gran defensora de la
democracia, su poesía es un canto comprometido con la paz, la tolerancia y la
libertad. Pero también nos ha brindado su vitalidad a través de sus
sentimientos: "La poesía es mi mejor manera de dialogar conmigo, de
la única manera que me puedo conocer un poco más".
AQUÍ ESTOY
Aquí estoy, otra vez,
encerrada en mi anillo de silencio,
queriendo adivinar la voz del mundo
que llega a mí confusa.
Oigo de lejos al dolor,
no sé el canto de gozo,
una pared de niebla me rodea
y es de fuego mi angustia.
¡Ven en mi ayuda, viento,
rompe mi cárcel leve y llévame a una isla sin murallas
donde pueda escuchar todas las voces!
ARS POÉTICA
Yo,
poeta de oficio,
condenada tantas veces
a ser cuervo
jamás me cambiaría
por la Venus de Milo:
mientras reina en el Louvre
y se muere de tedio
y junta polvo
yo descubro el sol
todos los días
y entre valles
volcanes
y despojos de guerra
avizoro la tierra prometida.
Yo,
poeta de oficio,
condenada tantas veces
a ser cuervo
jamás me cambiaría
por la Venus de Milo:
mientras reina en el Louvre
y se muere de tedio
y junta polvo
yo descubro el sol
todos los días
y entre valles
volcanes
y despojos de guerra
avizoro la tierra prometida.
SON ALTAS
Son altas las columnas de mis
sueños,
van hacia el canto con los pies
descalzos
del fondo de mí misma se levantan
y suben por el viento en
espirales.
A veces las sorprendo entre las
nubes,
en la tarde dorada; en las
estrellas
en todo lo que es bello se
detienen
y siguen en su viaje iluminadas.
¡Qué finas las columnas de mis
sueños!
Casi se me confunden con la
niebla,
no las puedo ver más, angustia,
sombra,
!Qué miedo de que caigan y se
quiebren!
¡No, no pueden caer, van hacia el
canto!
Hacia el canto que es suyo y las
espera
¡Del fondo de mí misma se
levantan
y suben por el viento en
espirales!
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