29 de septiembre de 2016

Tres autores centenarios


   Rendimos homenaje a tres autores representativos de la literatura social, que revolucionaron la poesía, la novela y el teatro españoles de posguerra. Nos referimos a Blas de Otero, Camilo José Cela y Antonio Buero Vallejo. La coincidencia del centenario de su nacimiento nos sirve de pretexto para acercarnos a la lectura de algunas de sus obras más emblemáticas. 


Escribo
en defensa del reino
del hombre y su justicia. Pido
la paz
y la palabra. He dicho
«silencio»,
«sombra»,
«vacío»
etcétera.
Digo
«del hombre y su justicia»,
«océano pacífico»,
lo que me dejan.
Pido
la paz y la palabra.





Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. Los mismos cueros tenemos todos los mortales al nacer y sin embargo, cuando vamos creciendo, el destino se complace en variarnos como si fuésemos de cera y en destinarnos por sendas diferentes al mismo fin: la muerte. Hay hombres a quienes se les ordena marchar por el camino de las flores, y hombres a quienes se les manda tirar por el camino de los cardos y de las chumberas. Aquellos gozan de un mirar sereno y al aroma de su felicidad sonríen con la cara del inocente; estos otros sufren del sol violento de la llanura y arrugan el ceño como las alimañas por defenderse. Hay mucha diferencia entre adornarse las carnes con arrebol y colonia, y hacerlo con tatuajes que después nadie ha de borrar ya.
Nací hace ya muchos años –lo menos cincuenta y cinco– en un pueblo perdido por la provincia de Badajoz; el pueblo estaba a unas dos leguas de Almendralejo, agachado sobre una carretera lisa y larga como un día sin pan, lisa y larga como los días –de una lisura y una largura como usted para su bien, no puede ni figurarse– de un condenado a muerte.
Era un pueblo caliente y soleado, bastante rico en olivos y guarros (con perdón), con las casas pintadas tan blancas, que aún me duele la vista al recordarlas, con una plaza toda de losas, con una hermosa fuente de tres caños en medio de la plaza.

Camilo J. Cela: La familia de Pascual Duarte

Facsímil de La familia de Pascual Duarte (BNE)



ANTONIO BUERO VALLEJO

FERNANDO.- (Más calmado y levemente despreciativo) ¿Sabes lo que te digo? Que el tiempo lo dirá todo. Y que te emplazo. (URBANO le mira) Sí, te emplazo para dentro de... diez años, por ejemplo. Veremos, para entonces, quién ha llegado más lejos; si tú con tu sindicato o yo con mis proyectos.
URBANO.-Ya sé que yo no llegaré muy lejos; y tampoco tú llegarás. Si yo llego, llegaremos todos. Pero lo más fácil es que dentro de diez años sigamos subiendo esta escalera y fumando en este «casinillo».
FERNANDO.-Yo, no. (Pausa) Aunque quizá no sean muchos diez años...
Pausa.
URBANO.-(Riendo) ¡Vamos! Parece que no estás muy seguro.
FERNANDO.-No es eso, Urbano. ¡Es que le tengo miedo al tiempo! Es lo que más me hace sufrir. Ver cómo pasan los días, y los años..., sin que nada cambie. Ayer mismo éramos tú y yo dos críos que veníamos a fumar aquí, a escondidas, los primeros pitillos... ¡Y hace ya diez años! Hemos crecido sin darnos cuenta, subiendo y bajando la escalera, rodeados siempre de los padres, que no nos entienden; de vecinos que murmuran de nosotros y de quienes murmuramos... Buscando mil recursos y soportando humillaciones para poder pagar la casa, la luz... y las patatas. (Pausa.) Y mañana, o dentro de diez años que pueden pasar como un día, como han pasado estos últimos..., ¡sería terrible seguir así! Subiendo y bajando la escalera, una escalera que no conduce a ningún sitio; haciendo trampas en el contador, aborreciendo el trabajo..., perdiendo día tras día... (Pausa.) Por eso es preciso cortar por lo sano.
URBANO.-¿Y qué vas a hacer?
FERNANDO.-No lo sé. Pero ya haré algo.
URBANO.-¿Y quieres hacerlo solo?
FERNANDO.-Solo.
URBANO.-¿Completamente?
Pausa.
FERNANDO.-Claro.
URBANO.-Pues te voy a dar un consejo. Aunque no lo creas, siempre necesitamos de los demás. No podrás luchar solo sin cansarte.

Antonio Buero Vallejo, Historia de una escalera
(Fragmento del Acto Primero)


19 de septiembre de 2016

Bienvenidos

«—El señor Hemingway dice algunas cosas que no comprendo —dijo Matilda—. Especialmente sobre hombres y mujeres. Pero, a pesar de eso, me ha encantado. La forma como cuenta las cosas hace que me sienta como si estuviera observando todo lo que pasa.
—Un buen escritor siempre te hace sentir de esa forma —dijo la señora Phelps—. Y no te preocupes por las cosas que no entiendas. Deja que te envuelvan las palabras, como la música.
—Sí, sí.
—¿Sabías —le preguntó la señora Phelps— que las bibliotecas públicas como ésta te permiten llevar libros prestados a casa?
—No lo sabía —dijo Matilda—. ¿Podría hacerlo?
—Naturalmente —dijo la señora Phelps—. Cuando hayas elegido el libro que quieras, tráemelo para que yo tome nota y es tuyo durante dos semanas. Si lo deseas, puedes llevarte más de uno.»
                                                    De Matilda, de Roald Dahl


Matilda es una lectora empedernida y con ella, al tiempo que homenajeamos a Roald Dahl en su centenario, queremos daros la bienvenida en este nuevo curso e invitaros a (re)descubrir nuestra/vuestra biblioteca. Os recordamos que estará abierta todos los días en el recreo de 12.15 a 12.45, y que podéis llevaros los libros en préstamo durante un plazo inicial de 15 díasMiles de historias, y personajes como Matilda, os están esperando.

OS DESEAMOS UN MUY BUEN CURSO

LLENO DE APASIONANTES LECTURAS

2 de junio de 2016

Viajar leyendo

Foto de Blanca Díez Rivas (2º Bach. A)
"El fin de un viaje es sólo el inicio de otro."
(José Saramago)

Leer es emprender un viaje con la imaginación. Un viaje que nos permite adentrarnos en otras vidas, en otros mundos, en otras épocas e incluso en lugares inventados. Sin límites ni fronteras que nos impidan recorrer el mapamundi que nos traza la literatura, podemos llegar tan lejos como queramos, a lo largo y ancho de toda la geografía, pero podemos también descubrir los innumerables mapas del alma.
Durante este curso, hemos paseado por las páginas de muchos libros. Pero, para este periplo final, hemos reunido una selección por quince escalas con las que aunar realidad y ficción, historia y mitología:

PREPARANDO EL VIAJE
Antes de partir, podemos preparar el viaje con dos libros muy sugerentes: Atlas del mundo. Un insólito viaje por las mil curiosidades y maravillas del mundo, un delicioso libro para recorrer con el dedo los diferentes países y dejarse sorprender por sus ilustraciones.
Atlas de islas remotas. Cincuenta islas en las que nunca estuve y a las que nunca iré, de Judith Schalansky, nos propone viajes imposibles, navegando entre acontecimientos históricos, anécdotas reales o relatos legendarios, con los que dar rienda suelta a la imaginación, aunque a veces se imponga la leyenda negra de estos lugares solitarios. 


VIAJES CLÁSICOS
Una vez planeado el recorrido, iniciaremos nuestra andadura con tres viajes míticos de la literatura: navegaremos por el Mediterráneo con Ulises en su regreso a Ítaca en La Odisea, sorteando con él los peligros y aventuras de este fascinante viaje.
A continuación, acompañaremos al famoso don Quijote de la Mancha y a su escudero (¿Cómo no se iban a unir a este viaje en este año tan señalado para su autor?) en sus andanzas por aquella España del incipiente siglo XVII, que reflejan las ilusiones de un viajero auténtico que no se rinde nunca ante las frustraciones del viaje y que siempre anhela nuevos horizontes por descubrir.
De la mano de Julio Verne, podríamos aventurarnos en muchos viajes extraordinarios (Viaje al centro de la tierraDe la Tierra a la LunaVeinte mil leguas de viaje submarino La isla misteriosa), pero, en esta ocasión, seguiremos a otra atractiva pareja, Phileas Fogg y su criado Passepartout en  La vuelta al mundo en ochenta días.

VIAJES FANTÁSTICOS
      A veces, la literatura nos permite viajar por lugares fantásticos, no exentos de realidad. Como el mítico reino de Fantasia, de La historia interminable, donde, además de descubrir un mundo lleno de simbolismo, podemos reencontrarnos con valores tan importantes como la amistad.         
      O podemos entrar de la mano del Conejo Blanco en el onírico mundo de Alicia en el país de las Maravillas, siempre huyendo de la sociedad y de sus estrictas normas.
O descubrir con Los viajes de Gulliver a los diminutos habitantes de Liliput, a los gigantes de Brobdingnag, a los disparatados científicos que viven en las nubes de Laputa, o a los mesurados caballos del país de los Houyhnhnms, al tiempo que reflexionamos sobre los vicios humanos y los conflictos que provocan.


VIAJES DE AHORA, VIAJES DE SIEMPRE
Pero quizá algunos preferís viajes más modernos, más actuales, aunque no por eso exentos de aventuras o de aprendizajes. Y la literatura también nos proporciona recorridos tan atractivos, como, por ejemplo, el de Ana y la Sibila, con quien llegaremos a Roma, donde, además de contemplar la maravillosa Capilla Sixtina, podremos viajar en el tiempo nada menos que hasta la Roma imperial.
El sueño de Berlín, con el que Ana Alonso y Javier Pelegrín, sus autores, nos llevarán mucho más lejos de lo que prometían y, además de ver el busto de Nefertiti en Berlín, nos permitirán internarnos en una historia de superación personal.
Aún así, si buscáis destinos más exóticos y habéis disfrutado con La selva prohibida de Heinz Delam, podéis continuar viaje por el continente africano con Likundú, que nos arrastrará al Congo, en plena selva, donde nos aguarda un mundo misterioso, plagado de fuerzas ocultas.


VIAJES DE EMIGRACIÓN
Pero no todos pueden viajar por placer. En este año, marcado por la llegada masiva de refugiados sirios, creemos que es un buen momento para reflexionar sobre lo que significa dejar la propia casa. Por ello, vamos a acompañar también a algunos viajeros forzosos que, por causas políticas o económicas, se ven obligados a abandonar su país.  Algunos tienen nombre propio, como Suleimán, Laila y Alma, los protagonistas de tres huidas: Me llamo Suleimán nos cuenta las serias dificultades de su protagonista para llegar a Europa. Harto de la terrible situación de pobreza que vive en su país, Malí, decide emigrar junto a un amigo con la esperanza de encontrar trabajo y reunir suficiente dinero para regresar y ayudar a su familia.
Laila nos da una lección de cómo derribar las barreras entre culturas a través de su protagonista, procedente de Marruecos, que inicia una nueva etapa en España, donde tiene que asumir, junto a su familia, una cultura distinta y una forma de vida diferente sin renunciar a sus raíces. Igual que Alma y la isla, una novela de reciente publicación que nos ayuda a entender cómo superar esas posibles diferencias interculturales.
Por último, os recomendamos Emigrantes de Shaun Tan, un libro extraordinario que, sin palabras, nos permitirá vislumbrar la enorme cantidad de motivos por los que cualquier ser humano decide, con dolor, alejarse de su país para mejorar su vida y la de los suyos.


La lista de destinos es interminable, pero aquí sólo pretendemos iniciar algunas rutas, que seguramente nos abrirán nuevos caminos en los que poder seguir viaje leyendo. Siempre leyendo.

22 de mayo de 2016

VI Rally Fotográfico Literario


Un año más, hemos celebrado nuestro VI RALLY FOTOGRÁFICO Francisco Salinas. Bajo el lema de EL VIAJE,  hemos propuesto a los alumnos seis textos literarios que ellos han convertido en sugerentes imágenes. Como las de los dos ganadores, que os invitamos a disfrutar a continuación.


En la modalidad de Mejor Conjunto Fotográfico, la ganadora ha sido Blanca Díez Rivas de 2º Bach. A.





1. “Viajar es sentirse poeta,
     es escribir una carta,
     es querer abrazar.”
                     (“Viajar”, atribuido a
                     Gabriel García Márquez)






 2.- “Era la primera vez que viajaba sola, pero no estaba asustada; por el contrario, me parecía una aventura agradable y excitante aquella profunda libertad...” 
                                 (Nada, de Carmen Laforet)









3.- “La niña rosa, sentada.
Sobre su falda,
como una flor, abierto, un atlas.
¡Cómo la miraba yo
viajar, desde mi balcón!
Su dedo, blanco velero,
desde las Islas Canarias
iba a morir al Mar Negro.”
 (Marinero en tierra, de Rafael Alberti)




4.-  “Cruzaron el río Tormes y entraron en la vieja ciudad gris de Salamanca a primeras horas de la tarde. El padre Quijote ignoraba todavía el objeto de su peregrinación, pero le hacía feliz su ignorancia.”
(Monseñor don Quijote, Graham Greene)





5.- “He andado muchos caminos, 
     he abierto muchas veredas;
     he navegado en cien mares,
     y atracado en cien riberas.”
     (Soledades, Antonio Machado)
6.- “– ¡Qué hermosa ciudad! Todo aquí respira la grandeza de una edad ilustre y gloriosa. ¿Para vos no dicen nada esas altas torres, […] esas dos catedrales, la una anciana y de rodillas, arrugada, inválida, agazapada contra el suelo y al arrimo de su hija; la otra flamante y en pie, inmensa, hermosa, lozana, respirando vida en su robusta mole? ”
          (Los Episodios Nacionales,"La Batalla de los Arapiles",de Benito Pérez Galdós)

En la modalidad de Mejor Fotografía, el ganador, que repite por segundo año consecutivo, es Diego Pérez Trigo de 1º Bach. B.

“Era la primera vez que viajaba sola, pero no estaba asustada; por el contrario, 
me parecía una aventura agradable y excitante aquella profunda libertad...”
  (Nada, de Carmen Laforet)
NUESTRA ENHORABUENA A AMBOS
Y
MUCHAS GRACIAS A TODOS LOS PARTICIPANTES.

Premio VIII Concurso de Relato Corto Francisco Salinas

Fotografia de Sara Santadaría, 4º ESO
   
   Este año, nuestro concurso de Relato Corto tenía como lema "El viaje". Felicitamos a la ganadora, Carla Díaz Sánchez, de 1º Bach. A, por su magnífico relato con el que nos embarca en un viaje a través de la imaginación. Os invitamos a disfrutar con su lectura.

¿Jugamos a un juego?


El cuaderno yacía intacto en mis piernas, abierto por una de las muchas páginas en blanco, esperando la inspiración de su dueña, pero yo estaba sin ideas. El librito parecía nuevo, lo que es irónico, porque me lo habían regalado al cumplir los 13 años y llevaba desde entonces escondido al fondo de un cajón. Tras una pedante conversación con mi subconsciente en la que me llamaba cobarde, decidí rescatarlo de su prisión. Mi cuaderno de viajes empezaba su vida en ese momento pero por lo visto iba a llevar una vida aburrida, mi creatividad estaba sin cobertura.
Frustrada, levanté la vista hacia el exterior y me entretuve observando las vías, que parecían pasar velozmente a nuestro paso. Cuando me aburrí de la monotonía del intrincado de metales por el que viajábamos, giré la cabeza hacia los asientos vacíos de la cabina, dándome cuenta de que ya no estaba sola. Un hombre bajito con un sombrero de copa me miraba divertido, con sus gafas de culo de vaso resbalando por una muy respingona nariz.
-   A mí también me costó al principio –me dijo levantando el cuaderno de viajes de su anterior lugar.
Yo le sonreí, ya que no sabía qué decirle. Él siguió hablando.
-   ¿Jugamos a un juego?
No había aceptado jugar pero al hombrecillo le pareció que mi silencio era un claro “sí”.
-   Cierra los ojos y piensa en tu viaje perfecto. ¿Qué ciudades te gustaría conocer?
Comencé a responderle pero me tapó la boca y me pidió que no le dijera las ciudades, que solo las pensara.
Nos quedamos en silencio y yo seguí sus instrucciones, agarrando fuerte mi bolsa por si trataba de hacer algo. Al fin y al cabo no le conocía.
Pronto, el suave traqueteo me adormeció las articulaciones y el sueño amenazó con llevarme, así que abrí los ojos, encontrándome el lugar vacío de nuevo. Salí al pasillo, poco convencida de estar del todo despierta, hasta llegar a una de las salidas del tren y dar unos pasos fuera.                                                      
Tenía que estar alucinando. Me encontraba en medio de la plaza del Trocadero, a escasos metros de la torre Eiffel, que se erguía imponente ante mí. Caminé vacilante hacia delante y de pronto un hombre con bigote me arrolló, provocando una estrepitosa caída. Segundos después, una mano se interpuso en mi visión y la agarré agradeciendo la ayuda con un susurro. Era el mismo hombre que me había hecho caer, pero ahora llevaba un periódico bajo el brazo, The New York Times.
Cuando leí el título levanté bruscamente la cabeza, adivinando rápidamente que estaba en Central Park.
-   ¿Qué está pasando? –pregunté al cielo y me tiré sobre la hierba, escondiendo la cabeza entre mis manos.
Alguien golpeó mi hombro varias veces y, como no se cansaba, me resigné a hacer caso a la insistente persona. Una mujer de tez lisa y ojos achinados me sonreía, ofreciéndome algo de una bandeja. Me fijé en que eran unos pobres escorpiones cruelmente ensartados y me alejé negando la oferta con una mueca. Estaba maravillada con la cantidad de mercados que había a mi alrededor, vendiendo todo tipo de cosas. Algunos puestos de comida vendían animales y bichos que no tenía intención alguna de consumir.
Al entrar en un curioso establecimiento, me rodeó un olor a especias que no conocía, y que seguramente invadía cada rincón de la tienda. Recorrí mentalmente las ciudades que quería visitar y supe que estaba en Estambul. Inspiré tranquilamente el aroma del bazar, sintiendo el dulce aire llenando mis pulmones. Un fuerte perfume me hizo estornudar y mi trance se vio interrumpido para sacar un  pañuelo de mi pantalón.
Mientras desenterraba mi nariz del trapo me llegó a los lejos una melodía cantada por una poderosa voz de mujer. No estaba segura, pero el gran edificio de alas bancas frente a mí me confirmó que mi nuevo destino era Sydney. Preciosa era la obra y afortunados los que podíamos escucharla.
De repente, el terreno comenzó a moverse y un repentino parón me devolvió a la realidad. Había llegado a mi verdadero destino. No había pan ni parques, mercados, bazares ni ópera, solo un tren vaciándose en una tediosa estación.
Estaba decepcionada, ¿había sido todo un sueño? Cogí el cuaderno, que había caído al suelo, y noté que había algo diferente en él. Curiosa, lo abrí y, al ver su interior, me quedé petrificada y a la vez entusiasmada. Las páginas estaban llenas de colores, de imágenes, de aromas y de sonidos. Recuerdos de un viaje inverosímil, pero que no había sido solo un sueño.
Golpearon el cristal del compartimento y pegué un bote, dándome en la cabeza con el techo. Mi tío me saludaba desde el otro lado, ansioso por abrazarme, así que me apresuré a salir y dejé que me envolviera en sus brazos y me colmara de besos. Atrapada en una masa de amor y sin posible salida, divisé entre la gente un sombrerillo que se me hacía familiar. Justo antes de ser liberada, el hombre del juego se giró hacia mí, levantó su sombrero y me guiñó un ojo.
Un segundo después, el gentío se lo había comido.
Carla Díez Sánchez (1º Bach. A)

GRACIAS A TODOS LOS QUE  HABÉIS PARTICIPADO EN ESTA EDICIÓN.
OS ESPERAMOS NUEVAMENTE EL PRÓXIMO CURSO.

18 de mayo de 2016

El Rincón de la Poesía

Antonio Colinas
Antonio Colinas,

Premio Reina Sofía 
de 
Poesía Iberoamericana

El escritor Antonio Colinas ha sido galardonado con el XXV Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, convocado conjuntamente por la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional.
“El inicio de su poesía estuvo muy marcada por el culturalismo de la época para posteriormente cantar como nadie el paisaje y llegar a una poesía muy intimista, con clara influencia de poetas castellanos como San Juan de la Cruz”, ha señalado el portavoz del jurado.
La obra de Colinas es muy variada, ya que ha publicado poesía, novela, ensayo y memorias. Trabajos merecedores, entre otros, del Premio Nacional de la Crítica (1975), el Premio Nacional de Literatura (1982) o el Premio de las Letras de Castilla y León (1999).
Nacido en La Bañeza, León, en 1946, Antonio Colinas es autor de obras tan significativas como Poemas de la tierra y de la sangrePreludios a una noche totalSepulcro en TarquiniaNoche más allá de la noche y Canciones para una música silente. Acaba de publicar recientemente su autobiografía poética Memorias del estanque.

Leer un fragmento
Leer un fragmento
                      
                         Fe de vida

Esperar junto a este mar (en el que nacieron las ideas)
sin ninguna idea. (Y así tenerlas todas.)
Ser sólo la brisa en la copa del pino grande,
el aroma del azahar, la noche de las orquídeas
en las calas olvidadas.

Sólo permanecer viendo el ave que pasa
y no regresa; quedar
esperando a que el cielo amarillo
arda y se limpie con los relámpagos
que llegarán saltando de una isla a otra isla.
O contemplar la nube blanca
que, no siendo nada, parece ser feliz.
Quedar flotando y transcurriendo de aquí para allá,
sobre las olas que pasan,
como un remo perdido.
O seguir, como los delfines,
la dirección de un tiempo sentenciado.

Ser como la hora de las barcas en las noches de enero,
que se adormecen entre narcisos y faros.
Dejadme, no con la luz del conocimiento
(que nació y se alzó de este mar),
sino simplemente con la luz de este mar.
O con sus muchas luces:
las de oro encendido y las de frío verdor.
O con la luz de todos los azules.

Pero, sobre todo, dejadme con la luz blanca,
que es la que abrasa y derrota a los hombres heridos,
a los días tensos, a las ideas como cuchillos.
Ser como olivo o estanque.
Que alguien me tenga en su mano como a puñado de sal.
O de luz.

Cerrar los ojos en el silencio del aroma
para que el corazón –¡al fin!– pueda ver.
Cerrar los ojos para que el amor crezca en mí.
Dejadme compartiendo el silencio
y la soledad de los porches,
la hospitalidad de las puertas abiertas; dejadme
con el plenilunio de los ruiseñores de junio,
que guardan el temblor del agua en las últimas fuentes.
Dejadme con la libertad que se pierde
en los labios de una mujer.
(De Libro de la mansedumbre)

Para leer más sobre este autor, pulsa aquí.

24 de abril de 2016

El Rincón de la Poesía

Fernando del Paso
“Para mí, la poesía es la expresión más alta que puede haber.”
Fernando del Paso


PREMIO CERVANTES 2015

   Fernando del Paso (Ciudad de México, 1935) es uno de los escritores más importantes de las letras mexicanas del siglo XX. Autor de novelas como José Trigo (1966) o Palinuro de México (1977), su trabajo le ha valido premios tan distinguidos como el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en 1991; el Rómulo Gallegos, en 1982; o el Premio Cervantes 2015, el máximo galardón de literatura en castellano, que acaba de recibir por su “aportación al desarrollo de la novela aunando tradición y modernidad”.

   Sin embargo, nos acercamos hoy a su faceta de poeta (Sonetos  de lo diario, 1958;  Sonetos del amor y de lo diario, 1997; Castillos en el aire, 2002; y PoeMar, 2004) con uno de sus primeros sonetos y con un poema inédito:

Como el oro, por rubio, es tu cabello.
El oro y el otoño, que es su hermano,
se despiden, volando, del verano
y viajan, río abajo, por tu cuello.

Y yo, que me robé y guardé un destello
en el hueco más claro de la mano,
una carta, en las hojas de un manzano
te escribo con su brillo, la embotello

en un litro de luz y te la envío,
y dice así: “el mar, mi casa entera,
el corazón, mis ojos, cinco rosas:

por ahogarme de nuevo en ese río
de dorada quietud, qué no te diera:
mi peso en oro, en sol, en mariposas...”

                                                        De Sonetos de lo diario, 1958


Cuestión de identidad

La palabra no es vieja,
por fortuna.
Yo no soy la palabra,
por desgracia.

Cuando la palabra me dice,
la palabra me retrata.
Cuando digo a la palabra,
la palabra se espanta.

La palabra es un río cuando el río es un cometa.
Un cometa es la nube cuando la nube llueve,
la nube llueve cuando en mi cuaderno
escribo la palabra “lluvia” mil veces.

Yo no soy la palabra
pero quisiera serlo
para volar con ella
de tiempo en tiempo,
de boca en boca.