1 de junio de 2021

El Rincón de la Poesía

 Ana Luísa Amaral

XXX Premio Reina Sofía
de Poesía Iberoamericana

 

“La poesía es en mi vida como respirar,
yo no sé pensar, ni sentir, sin poesía.”

 Ana Luísa Amaral nació en Lisboa en 1956 y ha sido profesora de Literatura en la Universidad de Oporto. Ha cultivado diversos géneros: novela, ensayo, teatro, literatura infantil y, sobre todo, poesía, en la que apuesta por la difícil sencillez,  por  la aprehensión de lo cotidiano.

Su poemario What’s in a name, traducido por Paula Abramo para Sexto Piso, recibió el galardón de los libreros de Madrid al mejor libro de poesía del año 2020 y ahora acaba de ganar el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.  

Os proponemos un acercamiento a esta autora través de dos poemas en los que se plantea cómo el poeta habita la poesía, al tiempo que, con un lenguaje metapoético, reflexiona sobre la capacidad de comprensión y expresión de lo cotidiano a través de la palabra.

Psicoanálisis de la escritura

Aunque hable de sol y montañas,
aunque cante los pequeños espacios
o las grandes verdades,
todo el poema
habla de aquel
que sobre él escribe.
Cuando las huellas de sí mismo
parecen excluirse de las palabras,
aun así, es a sí mismo a quien describe
al escribirse en el texto
que es escisión de sí.
Todo el poema
es un estado de pasión
cortejando el reflejo
del que lo creó.
Todo el poema
habla de aquel
que sobre él escribe
y así se ama de manera desmedida,
en la medida del verso en que se contempla
y en vértigo
se ahoga.

 

 

What's in a name

 

Pregunto: ¿qué hay en un nombre?

 

¿De qué espesura está hecho si se atiende,

en qué guerras se ampara,

paralelas?

 

¿Linajes, suelos serviles,

razas domadas por algunas sílabas,

pilares de la historia sobre leyes

que en fuego y llamarada se forjaron?

 

Extirpado el nombre, quedará el amor,

quedaremos tú y yo, aun en la muerte

aun solo en el mito.

 

Y aun el mito (¡escucha!),

nuestra fugaz historia

que unos leerán como materia inerte, 

quedará para el siempre del humano.

 

Y otros

habrán de recogerlo siempre,

cuando su siglo carezca de él.

 

Y entonces, amor mío, mi mayor fuerza,

seremos para ellos cual la rosa.

 

O no, cual su perfume:

Ingobernado, libre.

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