15 de septiembre de 2021

Bienvenidos a un nuevo curso escolar...

     Os damos la bienvenida a un nuevo curso escolar que os nutrirá con nuevas experiencias, nuevas amistades y nuevos conocimientos que despertarán vuestra curiosidad y, quizá, vuestra pasión, como le sucede a la protagonista de la estupenda novela El síndrome de Bergerac (Premio Edebé 2021), una alumna que, en el fragmento seleccionado, nos hace partícipes de esa magia que desprenden algunas clases así como la cultura y los libros. 

   Es nuestra primera propuesta lectora para este curso y, con ella, os invitamos a descubrir la magia del aprendizaje y a explorar las atractivas tentaciones de esta vuestra biblioteca. Os esperamos.

Cuando estaba en plena forma, Lupe era capaz de crear un aura de palabras a su alrededor, como si tuvieran una entidad propia, sus manos moviéndose frenéticas como insectos. No he vuelto a conocer a nadie con esa destreza; tuve buenos profesores en el instituto y en la universidad, pero ninguno que hiciera que nos olvidáramos de la tarima, de los apuntes, de su propio cuerpo respirando y existiendo. En sus clases se producía el raro milagro de la transfiguración, solo existían las frases, las ideas, los conceptos. Detrás de la puerta del aula no había nada, el mundo desaparecía, y aprendías por contagio, como si las ideas fueran esporas.

Aprendías la regla de las tres unidades del teatro clásico.

Aprendías que todas las pelis de kung-fu están inspiradas en Confucio, y que la saga de Star Wars es un pastiche taoísta.

Aprendías que el cráneo que sostiene Hamlet era el de un pobre bufón de la corte, un comediante.

Y que el Romanticismo no solo eran besos y mucho amor, sino también espectros, monstruos cibernéticos, vampiros y cementerios en ruinas. […]

 De vez en cuando, con sutileza, Lupe dirigía la sesión hacia alguno de sus intereses, aprovechaba el librito de Kafka para que conociéramos La metamorfosis; o la canción de Cat Stevens para hablarnos de John Lennon, cuyo asesino aseguró que había cometido el crimen siguiendo las instrucciones de una famosa novela, El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger. Un tipo extraño ese Salinger, huía de las fotos, vivía en una cabaña en el bosque, no quiso saber nada del éxito ni de la fama... Por supuesto, después de probar semejante golosina fui a la biblioteca a pedir prestado un ejemplar de El guardián, que leí esa misma noche y que se convertiría en uno de mis libros favoritos. Han pasado los años, y sigue siéndolo.

La estrategia de Lupe era refinada, favorecía que hubiera desorden y confusión, y a partir de ahí introducía los temas, los tópicos, las estructuras y los mecanismos literarios que quería que aprendiéramos. Y también las tentaciones con las que pretendía provocarnos. En cierto sentido, Lupe nos engañaba, y apenas nos dábamos cuenta.

Pablo Gutiérrez, El síndrome de Bergerac, Editorial Edebé

FELIZ CURSO, FELICES LECTURAS 

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