“Ahora, cuando el
país entero se inclina ante los restos de quien fue la primera mujer doctora en
ciencias, la primera profesora de la Sorbona, la primera mujer que recibió el
Premio Nobel, formulo el deseo, en nombre de Francia, de que la igualdad de los
derechos entre hombres y mujeres siga progresando en todo el mundo, y de que
algún día desaparezca ese predominio injusto de un sexo sobre otro, que se ha
perpetuado desde hace treinta siglos y que es indigno e impropio de una
sociedad civilizada.
Pensé qué absurdo era, en efecto, tener que seguir reivindicando algo tan evidente, y me dije que mi madre habría apreciado aquella parte del discurso.
Siempre había sido una mujer combativa.”
(De El rayo azul, de V. Muñoz Puelles, editorial Anaya)
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